Restaurante Chapulín, interiorismo culinario de México para el mundo

Un trabajo dual entre mob y SAMA arquitectos dio como  resultado un lugar mítico donde se entrelazan elementos arquitectónicos del México actual con el del siglo pasado


Por Geovanni Jaume @g3o_v4nni
Fusionando elementos históricos de nuestro país esta dupla creó un espacio interior con una atmósfera elegante —como las que se vivían a finales del siglo pasado— donde el romanticismo y la elegancia gozaban de sus tiempos de auge. Este proyecto incluye materiales naturales como madera, barro negro, vidrio y mármol que integran un ambiente único para los visitantes.

Ubicado en un lugar que goza de una maravillosa vista al bosque de Chapultepec, este inmueble cuenta con mobiliario de madera como taburetes tapizados en piel, sillas con respaldo de mimbre y superficies con arreglos geométricos —inspirados en la arquitectura y elementos gráficos prehispánicos— que destacan los acabados del lugar, como los lambrines y plafones de madera. Para el piso de Chapulín se utilizaron losetas artesanales hechas por mujeres oaxaqueñas en el taller dirigido por el escultor y ceramista mexicano Adán Paredes. En el área del vestíbulo se instaló un mosaico caleidoscópico digital, creación del artista visual Ignacio Rodríguez Bach y la cava que alberga los vinos y mezcales es una estantería de madera que se extiende sobre los muros. Al centro se instaló un exhibidor que es iluminado por un elegante luminario suspendido, estos elementos reciben a los comensales a primera instancia.




Ya dentro, la zona del bar destaca armoniosamente con el resto del lugar, gracias a su diseño en mármol, granito y vidrio. Posteriormente se adecuó el área para comensales, esta al ser la más amplia, se dividió en zona interior y de terraza, ambas permiten la vista panorámica de la zona boscosa de Chapultepec por medio de un ventanal permeable abatible que permite la ventilación e iluminación del lugar.




En el extremo izquierdo se encuentra la cocina, además de que se adaptó un pequeño cuarto comedor para el chef e invitados especiales, y así mantener una relación más directa entre ambos. Este lugar cuenta con un techo abovedado que fue cubierto por un entramado de azulejos —esmaltados en tonos blancos y negros— que forman un patrón de repetición que se extiende hasta los muros del infiernillo. Al lado opuesto se instaló el salón privado para eventos íntimos, este cuenta con un comedor de madera que es acogido por un plafón que alude la geometría de las pirámides templos precolombinos, al final de este lugar se encuentra una estancia que permite el acceso a la terraza y al espejo de agua.













Fotografías cortesía de mob


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