De la mano del vino y de muchas casas productoras de pequeña
a mediana escala, la arquitectura llegó al Valle de Guadalupe, en Baja
California, para atraer un mayor número de turistas. Vinícolas, hoteles,
restaurantes y museos comenzaron levantarse en la zona donde ya han trabajado
despachos como Taller Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo, GRACIASTUDIO, Taller
de Arquitectura Contextual de Alejandro D´Acosta, Claudia Turrent, entre otros.
A este auge turístico donde la arquitectura de autor y la
especulación inmobiliaria son sus principales componentes, le acompaña la
amenaza que implica la escasez de agua en la zona, situación que empeora ante
los titubeos para reglamentar la urbanización del valle o hacerlo aceptando
regular la construcción de más de 5,000 nuevas viviendas. Así, mientras
arquitectos como Mauricio Rocha, Alejandro D´Acosta o Jorge Gracia se preocupan
por construir entrelazando estrategias que brinden respeto y garanticen la
conservación del paisaje endémico de la región, proyectos como Rancho Olivares Masterplanned Country Community de Grupo Lagza ponen en
duda el planteamiento respetuoso de construir preservando.