Por: Eugenia González y Lorenzo Díaz
Concebido como un hotel boutique de lujo BO
conjuga exitosamente el mundo cosmopolita con tradicionales valores de la
sierra chiapaneca. Recientemente abierto tuvimos la oportunidad de visitar este
nuevo destino en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, nacido para ser una
referencia en el mundo de la hotelería en esa ciudad.
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Usando proporciones y materiales tradicionales la fachada del hotel se incorpora miméticamente a la ciudad |
El Hotel BO debe su nombre a su inspiración
en el agua, elemento central en la composición arquitectónica. Un gran espejo
de agua hace de eje a los espacios públicos del hotel y es visible desde el
ingreso, el agua por lo tanto siempre está presente.
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Una tradicional puerta deja entrever el mágico universo contenido en el interior |
La firma Muro Rojo, de los arquitectos Elizabeth Gómez Coello, German
Velasco y Jorge Medina Robles, resolvió el espacio conjugando un primer volumen
en forma de U que encierra el espejo de agua central y que contiene la
recepción, el bar, la biblioteca y el restaurante. Dos volúmenes posteriores que
contienen las 22 habitaciones, estos ortogonales y dando acceso a los cuartos
con pasillos abiertos.
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Alrededor de un espejo de agua los espacios públicos viven el tema del hotel |
En la construcción del espacio se puso especial
cuidado en observar las técnicas tradicionales de la ciudad, muros de tierra
apisonada aparente y cubiertas a dos aguas en madera de pino crean un espacio
acogedor y verdadero a su origen.
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Jugando con celosias los espacios interiores se inundan
del sol de montaña de San Cristobal |
No obstante, los integrantes de Muro Rojo
conjugaron acertadamente proporciones y dinámicas contemporáneas a la
volumetría. Sus característicos dinteles y chambranas dan un interesante ritmo
a las ventanas y puertas de acceso a cada espacio. El uso de pino aparente en
las amplias ventanas de los espacios públicos permite integrar fácilmente los
interiores a los exteriores dejando vivir el clima de la alta montaña en
primera persona.
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Muros de tierra apisonada y color azul, como el cielo de la ciudad, crean sólidos volúmenes |
Cada trazo arquitectónico en BO tiene una
razón de ser, conjugándose cuidadosamente con los espacios interiores de los
que hablaremos en un artículo posterior.
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Con pasillos que ven siempre al jardín, protegidos con un etéreo volado, los cuartos hacen honor a la clásica distribución de las casas tradicionales
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El notable voladizo que cubre el volumen de las habitaciones
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El espejo de agua crea mágicos reflejos que confunden cielo con muros y abierto con interior |
Fotografías: Lorenzo Díaz