-¿Habías venido al Teresa? No, no hablo de ayer. Habló de hace años cuando pasaban porno.
-Mmmm, creo que nunca vine.
-¡De lo que te perdiste! Ahora ni gritos se oyen… sólo grabaciones para que compres pura porquería.
Diálogo local.
Se acabó la timidez, ahora al Cine Teresa ya pueden pasar todos. Con el mal sabor de un definitivo final y un último enamoramiento desafortunado que de golpe nos llevó a una realidad radicalmente diferente –por qué para algunos es mejor y para otros todo lo contrario- desde hace meses el emblemático edificio se ha convertido en otro cualquiera, en uno más. ¡Cómo si hicieran falta!
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| Autor desconocido.
Fotografía de la Inauguración, la marquesina luminosa dando la bienvenida al espectador |
