Un adiós



Por: Marcos Betanzos*   
“...nuestro trabajo social no sirve si no se tiene voluntad política” José Luis Cuevas Pietrasanta 
“Yo concibo el ejercicio profesional, especialmente el de nuestra disciplina, como una tarea de servicio. Por esta razón la labor del arquitecto, que se dedica a construir los espacios en donde se desarrolla la vida de la gente, es inseparable de la evolución general del país”. Pedro Ramírez Vázquez
 


El pasado 16 de abril, el mismo día que el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez cumplió 94 años, falleció. Tras su muerte la oleada de reconocimientos y de anecdotarios se ha desatado para reconocer de manera unánime, algo que va mucho más allá de las cualidades estéticas de las obras realizadas a lo largo de su vida. El gusto particular que cada quien tenga por lo que hizo, su aceptación o rechazo y su inminente juicio, podrán seguir esperando.

Se aplaude ahora con justicia –así lo creo- su trascendencia, su legado arquitectónico, su multifacético papel como promotor, funcionario público, académico y gestor de grandes empresas, como diseñador, como un mexicano universal que le dio la escala adecuada a la cultura y la identidad nacional. También, como una gran persona.

Con su muerte, la arquitectura mexicana no pierde a ningún mentor porque como se sabe, a la arquitectura mexicana no la hace –ni la ha hecho- una sola persona; sin embargo, lo cierto es que la arquitectura más pública que se ha hecho en buena parte del siglo XX en nuestro país, sí pierde una gran referencia. 

                                                                                 CCUT, Marcos Betanzos

Ramírez Vázquez y su amplio equipo de colaboradores entre los que se pueden nombrar –generalmente- a grandes personajes como Ramón Torres, Rafael Mijares, Roberto Álvarez Espinoza, Jorge Campuzano o Fray Gabriel Chávez de la Mora; entre otros talentosos del mundo de arte, diseñaron e hicieron realidad a lo largo de más de seis décadas de su trayectoria obras profundamente vinculadas a las masas: emblemáticos y conmovedores templos de la pasión o recintos de convivencia donde la fe y el entretenimiento encontraron su máxima expresión.

Podemos enlistar así, la nueva Basílica de Guadalupe, el Estadio Azteca, el mercado de la Lagunilla, el de Coyoacán, el Estadio Cuauhtémoc en Puebla, el Palacio Legislativo de San Lázaro, la Escuela Nacional de Medicina en Ciudad Universitaria, también un sinfín de escuelas públicas a través del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE)…


Mención aparte merece el Museo Nacional de Antropología e Historia, que es indiscutiblemente el recinto cultural más emblemático del país hasta la fecha. Lo privado también se le dio bien, pero discreto como sólo él supo ser, algunas de sus obras se dieron a conocer por sus propietarios, difícilmente por él.
 


CCUT, Marcos Betanzos

Su vasta obra, que incluye diversas exploraciones y acercamientos en los territorios del diseño industrial, la escultura y el diseño gráfico, no sólo se quedó entre fronteras nacionales, llegó a países como Suiza, Tanzania, Costa Rica, Egipto, Republica Dominicana, España, etc. Arquitecto con grandes ambiciones y una visión muy particular supo equilibrar con tacto el servicio del poder con el poder del servicio 

Por fortuna muchos de los reconocimientos hoy reiterados los recibió a lo largo de su vida. Homenajes que no le quedan grandes a uno de los creadores de arte más prolíferos del siglo XX. Siempre pasa, quizá estos eventos desafortunados sirven para desempolvar ideas y trayectorias de aquellos que al ausentarse se convierten –por enésima vez- en referencias dignas de estudio.

Para comprender a este gran mexicano, habrá que saber por qué le influyó tanto y de qué forma su gran maestro, el urbanista José Luis Cuevas Pietrasanta; Carlos Pellicer, su maestro de Historia Universal en la Secundaria o Jaime Torres Bodet, quién le brindó una confianza enorme para comenzar diversos proyectos recién titulado, siendo el poeta secretario de educación pública.

Don Pedro, descanse en paz, mientras intento descifrar cómo despedirme de usted. 


Estadio Cuauhtémoc

                                                                             Logo 1968 con Eduardo Terrazas

                                                                          Pabellón de México en Sevilla

*Marcos Betanzos, es arquitecto, fotógrafo y escritor independiente. Becario del Sistema Nacional de Jóvenes Creadores FONCA 2012-2013 en la disciplina de Diseño Arquitectónico. 


Fotografía: cortesía Marcos Betanzos
 

@MBetanzos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Temas

Archivo