La intención principal del proyecto es producir en sus ocupantes la sensación de que se encuentran rodeados de árboles, sin distinción entre el adentro y el afuera.
Diseñar un contenedor moderno, cómodo, lleno de personalidad, que permita percibir el exterior desde cualquier punto de la casa. Y ser también un respiro, fuera del bullicio de la ciudad, en el cual relajarse o reunirse con la familia mientras pasan las estaciones. Un par de marcos de piedra para contemplar el bosque desde
interiores cálidos y acogedores. Se encuentra en Avándaro, Valle de Bravo, en
un terreno prácticamente virgen, con una topografía agresiva por su cercanía a
las faldas de un cerro. Las dos casas de este conjunto fueron diseñadas para
alojar respetuosamente entre los árboles estancias cortas y de fin de semana y
para que significaran además la mayor plusvalía para el predio.
El 60% del
terreno está ocupado por áreas verdes que rodean los espacios construidos.
Todos los árboles existentes se respetaron y sirvieron como premisas
compositivas: las terrazas se diseñaron para incorporarlos como elemento
central. El reto principal al construir fue la topografía que determinó que las
casas gemelas del conjunto tengan un metro de diferencia entre sus alturas de
desplante. Ambas se asientan en la parte media posterior del predio, remetidas
en promedio 12 metros desde el acceso general para acentuar la sensación de
estar inmersas en el bosque.
El sistema
estructural fue resuelto mediante muros de carga y columnas, con un sistema de
entrepiso de losa nervada que permitió dar amplitud a los espacios en planta
baja. Un marco de piedra de gran contundencia enmarca cada fachada a la que vez
que unifica y cohesiona la composición en sentido horizontal. Otro marco
monumental encuadra la transición entre sala y comedor a la vez que baja las
cargas al terreno en sentido transversal. Al determinar con estudios de
mecánica que el suelo está conformado principalmente por tepetate, se optó por
una cimentación de zapatas corridas y se terracearon las plataformas de
desplante en distintos niveles para respetar la orografía del terreno.
Ambas casas
están orientadas en sentido oriente-poniente y tienen dos pisos. En planta baja
se dispusieron las áreas de convivencia y servicios: acceso, jardín, sala,
comedor, terraza, sala de televisión, cocina, un medio baño y cuarto de
servicio. La madera de las puertas de la cocina se extiende como una alfombra y
encuadra al comedor en una calidez que lo singulariza sin necesidad de paredes.
La escalera es otro elemento compositivo protagónico: colgada de la losa
superior con tensores se convierte en una circulación permeable que articula
una transición armoniosa entre los elementos del programa. Los escalones tienen
huellas de basalto y bordes de madera. La chimenea, también de basalto, está
diseñada para acentuar la sensación de amplitud y su altura deliberadamente
baja deja libres las vistas hacia el exterior desde cualquier punto de la sala.
En la parte posterior de una de las casas hay, además, una alberca. En la
planta alta, se dispusieron las áreas de descanso: cuatro recámaras en cada
casa con sus respectivos baños y vestidores.
La paleta
de acabados retoma los usados en la región, pero de forma que den a la casa un
aspecto general de lujo: mármoles importados, basalto y maderas que ya
caracterizan el estilo del despacho.
Las
fachadas están recubiertas de basalto y cumarú —una madera tropical de América
del Sur— con grandes claros de cristal insulado para regular la temperatura y
el sonido al interior. La barda perimetral es de recinto. Para los pisos de
planta baja se eligieron mármol crema marfil nacional y mármol de Thassos con
el fin de proteger la casa del daño que pudieran provocar la falta de
alcantarillado o los escurrimientos en época de lluvias. Por esta misma razón,
las casas tienen tanques de tormentas instalados. La madera en el plafón y en
los pisos de planta alta hace que la atmósfera se vuelva más cálida, acogedora.
La
iluminación logra acentos en la estancia, el comedor a doble altura y el
elemento escultórico que acompaña la escalera. Algunos arbotantes adosados enfatizan
el mobiliario y otras piezas de arte. En las recámaras y baños hay luces
indirectas logradas desde las cabeceras de las camas y en las regaderas desde
cajillos verticales.
Fotografía: Rafael Gamo
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