Por: Lorenzo Díaz
La Serpentine Gallery es una galería de arte contemporáneo situada en el corazón de Hyde Park, el parque público más grande e importante de Londres. Desde el 2000, cada año comisiona a un arquitecto o firma de arquitectos, la creación de un pabellón temporal que se ubica junto al edificio principal de la galería. Las condiciones han sido dos, la primera es invitar a un arquitecto no inglés que no haya construido un edificio en el Reino Unido y la segunda es que la invitación se haga con sólo seis meses de anticipación.
La Serpentine Gallery es una galería de arte contemporáneo situada en el corazón de Hyde Park, el parque público más grande e importante de Londres. Desde el 2000, cada año comisiona a un arquitecto o firma de arquitectos, la creación de un pabellón temporal que se ubica junto al edificio principal de la galería. Las condiciones han sido dos, la primera es invitar a un arquitecto no inglés que no haya construido un edificio en el Reino Unido y la segunda es que la invitación se haga con sólo seis meses de anticipación.
Este año invitaron al joven arquitecto
japonés Sou Fujimoto, sin duda el participante más joven en esta convocatoria.
El pabellón de la Galería Serpentine ha adquirido mucha relevancia, no sólo por
su constancia, sino por los grandes nombres que se han visto involucrados. Han
participado, entre otros: Zaha Hadid, Álvaro Siza, Jean Nouvel , Peter Zumthor,
Herzog & de Meuron entre otros gigantes de la arquitectura contemporánea.
“He
diseñado una arquitectura translucida, un terreno que invita a las personas a
explorar el lugar en nuevas y diversas formas.” Sou Fujimoto
En el pabellón de este año Fujimoto utilizó
un solo elemento, un cubo de tubos de acero cuya repetición da como resultado
la estructura, paredes, techo, bases, asientos y tribuna; creando un espacio
muy ligero, poético y que proyecta sombras geométricas sorprendentes. Da la
sensación de ser una nube que llena de vapor metálico y su transparencia
permite ver de un lado a otro. Las personas, se incorporan en la estructura
dando proporción y razón de ser a la efímera construcción.
¿Me gustó? No del todo. Aunque el ejercicio
me parece interesante y por su sencillez es muy astuto, el resultado me deja
perplejo. Tal vez su incapacidad por cumplir dignamente el mínimo programa que
se le asigna es el que me deja más incómodo. Para llamarse arquitectura la
construcción debería, además de expresar una sensibilidad espacial, cumplir con
su programa: ser un resguardo al pesado verano Londinense con su cambiante y
sorpresivo clima y no lo cumple. Además debería de servir como cafetería
temporal y auditorio, en mí opinión cumple de manera pobre con estas funciones.
Visto como una pieza que expresa la praxis y la capacidad experimental del arquitecto invitado, el cometido se logra plenamente. Por la continuidad del proyecto es un éxito. Por haber invitado a un joven talento —que aún no está en las altas esferas del Pritzker como sus antecesores— un riesgo muy bien corrido. Aunque a mi gusto se quedó corto en el programa, expresa muy bien la visión que Fujimoto tiene sobre la concepción del espacio y la presencia del hombre en éste de manera contundente.
Fotografía: círculo cuadrado
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