Un refugio capaz de dar respuesta a las necesidades
de quien la habita; un lugar diseñado para el turismo vacacional que busca en esencia
permanecer en la memoria de quien se hospede.
Por: podio @podiomx
Es una vivienda que se encuentra en un terreno
regular, con un peculiar jardín al frente que te da la bienvenida, poco común
en las casas del centro histórico de la ciudad de Mérida. La fachada Art Deco
es evidente cómo sus detalles ornamentales. Estrías de concreto y altos
relieves que dejan entrever la edad del inmueble. El acceso principal es
enmarcado por una puerta verde con accesorios en color gris y champagne.
La estructura preexistente fue rescatada y
restaurada en su totalidad en dónde los espacios cambiaron las funciones. El
vestíbulo direcciona al usuario de inmediato hacia las recámaras que cuentan
con su propio baño siempre procurando guiar las vistas hacia los jardines y
terrazas. Posteriormente nos encontramos con un arco que evidencia la
transición entre lo privado y lo público.
En el espacio público se encuentra la cocina,
comedor y sala que se abren a una doble altura para darle protagonismo al árbol
de mamey qué nos encontramos al iniciar el proyecto y que con mucho cuidado
preservamos. El gran ventanal nos conecta con la piscina y área de jardín que
de alguna manera nos evoca un espacio tropical en dónde se alberga la fauna
yucateca.
Finalmente; frente a la piscina tenemos la recámara
principal con baño/ vestidor qué desde cualquier ángulo del espacio se conecta
con la naturaleza.
Con la plena convicción de crear entornos, disfrutables, funcionales y
estéticamente confortables se resolvieron los interiores atendiendo las
necesidades del usuario. Espacios eficaces, buscando resaltar sus cualidades ya
sean preexistentes o nuevas. Se atienden aspectos importantes como la
iluminación, materialidad, acústica, ventilación con la finalidad de lograr una
vivienda coherente y agradable.
Una vivienda que diluye el muro sólido de
mampostería y lo convierte en un elemento de cristal casi imperceptible para
honrar a la naturaleza.
Fotografía: Manolo R. Solís
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