Un nuevo enfoque en el diseño y la construcción de edificios públicos, donde los factores sociales, culturales, ambientales y arquitectónicos se fusionan en una misma idea.
La colaboración entre los actores—desde el gobierno hasta los responsables de la construcción—dio lugar a una solución integral cuyo principal interés es el bienestar de las personas y el contexto natural. Realizado por Serrano+ Serrano Arquitectos y Asociados bajo la dirección de los arquitectos J. Francisco Serrano, Juan Pablo Serrano, José Martín González Montagut y Elesban Anadón Vargas.
Para el nuevo edificio del Congreso del
Estado de Puebla, se conceptualizó una arquitectura icónica y contundente
dentro del contexto urbano, aprovechando al máximo su ubicación en uno de los
puntos más históricamente importantes del estado. El proyecto de 23,846 m² fue
construido de 2023 a 2024 y se encuentra en el Cerro Acueyametepec, en el
parque Fuerte de Loreto, junto al estadio olímpico Ignacio Zaragoza.
El terreno seleccionado está ubicado en
el inicio del lecho de piedra volcánica del cerro. En colaboración con el
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se definió una estrategia
para integrar el edificio al contexto natural, proporcionando continuidad al
Cerro de los Fuertes con una pendiente verde con la intención de incorporar el
paisaje natural del contexto histórico al proyecto. El edificio se enterró
parcialmente en el cerro y cuenta con techos verdes que se integran con el
entorno natural, cubriendo un 59.92%. Esto ayuda a reducir el efecto de isla de
calor, el impacto volumétrico del edificio en el contexto y el consumo de
mantenimiento para aire acondicionado en las instalaciones.
La sostenibilidad es el eje central de
este proyecto, resultando en un complejo funcional, sostenible y vanguardista.
Se cumple con el requisito de un 40% de área permeable y un 60% de área libre,
priorizando el entorno natural sobre el edificio. La envolvente de los
volúmenes está compuesta por una serie de montantes que se adaptan a las
condiciones climáticas de la zona.
El diseño busca reducir costos mediante
un modelo pensado para la eficiencia energética, mitigando el efecto de isla de
calor y recuperando espacios verdes. La envolvente, con parasoles y terrazas,
reduce la incidencia solar, mientras que el techo verde recupera áreas verdes
brindando un buen aislamiento.
La integración y continuidad del Cerro de
los Fuertes desarrolló el concepto principal de diseño, estableciendo
principios regidos por estrictas normativas ambientales e históricas. Estas
condiciones se reflejaron en la función, forma y desempeño climático del
proyecto, sin descuidar el marco económico.
La posición y configuración de los
volúmenes se adaptan a la topografía natural del terreno. Utilizando la
tipología de un edificio en “L”, los dos edificios administrativos y
legislativos tienen una altura de 13.5 m que se integra con un techo verde en
la colina mediante el uso de la quinta fachada, haciendo que el edificio se
desvanezca en las vistas de los fuertes hacia el centro histórico.
El programa arquitectónico se desarrolla
en dos volúmenes. El volumen central alberga el salón de plenos, auditorio y
diferentes espacios de trabajo de los partidos políticos. El segundo volumen
consta de 4 pisos unidos por 2 núcleos de circulación. La primera ala del
bloque alberga las oficinas legislativas y salas de reuniones, mientras que la
segunda ala contiene las áreas administrativas y de servicios. El área de
estacionamiento consta de 2 niveles subterráneos conectados por un núcleo de
rampas continuas.
El espacio generado entre los dos bloques
crea un atrio central que vincula todas las actividades dentro de las
instalaciones. La configuración y escala de este espacio están gobernadas por
una altura libre e iluminación natural, resultando en un espacio dinámico para
la integración y convivencia de los usuarios. Como factor de innovación, se
presenta la creación de una calle interior cubierta con luz natural, diseñada
para reuniones y para evitar el sedentarismo, donde se exhiben murales y arte
en áreas públicas. La calle interior, al mismo tiempo, crea un espacio conector
que filtra de manera orgánica y segura a los diferentes usuarios. Este espacio
rompe con el entorno corporativo típico de espacios repetitivos y aislados, con
un gesto urbano donde la conexión entre el interior y el exterior del edificio
es directa.
Las terrazas generadas funcionan como una
doble envolvente que protege las oficinas administrativas y legislativas de la
radiación solar. Estas terrazas están orientadas hacia patios y pendientes
ajardinadas que promueven el desarrollo de un microclima y un ambiente laboral
adecuado. Se crearon espacios que fomentan la interacción entre diputados y
ciudadanos, además de una biblioteca y acceso al archivo congresional estatal,
en cuyos interiores se utilizaron materiales acústicos hechos de PET reciclado
para garantizar un entorno con confort acústico perfecto.
La materialidad de la envolvente está
compuesta por una serie de elementos prefabricados con agregados aparentes que
rinden homenaje al contexto natural e histórico del sitio. La configuración y
forma de estos elementos se basan en una abstracción del lenguaje
arquitectónico barroco de Puebla. El juego de aberturas y paneles desde la base
hasta la parte superior del edificio es un reflejo de las fachadas de las casas
poblanas del siglo XVIII, especialmente la Casa de los Muñecos ubicada en el
centro histórico, resultando en una nueva pieza arquitectónica que integra las
necesidades de la arquitectura del siglo XXI sin olvidar su marco histórico.
En cuanto al uso del agua, se logró un
ahorro del 45.4% para todos los servicios. Además, hay una planta de
tratamiento de aguas residuales que procesa el 100% de las aguas grises y
negras, reutilizándolas en muebles de baño y mantenimiento de áreas ajardinadas.
También se reutiliza el 100% del agua pluvial captada en los techos para los
mismos fines. El paisajismo incluye plantas nativas y endémicas que no
requieren agua potable para su riego.
Los usuarios pasaron de un edificio
saturado con problemas de seguridad estructural a nuevas instalaciones que
resolvieron la necesidad de espacios. Estas nuevas instalaciones incluyen una
guardería, un comedor y cafetería con jardines y áreas verdes, así como
múltiples salas de reuniones con diferentes capacidades. El edificio fomenta la
creación de comunidad e integra funciones legislativas y administrativas, el
pleno, sesiones del congreso y un auditorio.
Además, cuenta con techos verdes, luz
natural y ventilación, y acceso al transporte público. El proyecto generó 400
empleos directos, resolvió la contaminación de un vertedero de basura que había
en el sitio y recuperó la huella verde del lugar, creando una plaza con arte y
espacios dignos para dar la bienvenida a la comunidad de todo el estado. La
antigua sede será restaurada y convertida en un centro cultural en el centro de
la ciudad.
La ubicación del proyecto promovió una de
las áreas más marginadas de la ciudad de Puebla, el barrio de Xanenetla. Es un
lugar de baja densidad que tenía problemas con focos de infección, los cuales
fueron limpiados e integrados al tejido urbano de manera saludable e
interactiva.
En la entrada hay un mural representativo
del evento histórico más importante del sitio, “La Batalla de Puebla”. El
artista local José Lazcarro tuvo la tarea de representar este evento con su
estilo en una de las imponentes paredes del complejo en la entrada principal.
La materialidad de la obra está compuesta por uno de los elementos más
utilizados en la región, la talavera.
El resultado marca un nuevo enfoque en el
diseño y construcción de edificios públicos, donde factores sociales,
culturales, ambientales y arquitectónicos se fusionan en una misma idea. La
colaboración entre los actores—desde el gobierno hasta los responsables de la
construcción—dio lugar a una solución integral cuyo principal interés es el
bienestar de las personas y el contexto natural.
Fotografía: Jorge Guadarrama
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