Un espacio innovador que utiliza materiales y diseño para evocar una atmósfera
glacial y exclusiva.
Por: podio @podiomx
Entre las transformaciones que se vienen dando en el modo de consumo
de productos alimenticios en el último tiempo, la del mercado de congelados
como modalidad exclusiva era algo inédito en la ciudad de Villa María, Córdoba,
Argentina. FRISTO nació como una
marca con identidad propia a partir de esta oportunidad de mercado, y
estableció como una meta principal encontrar un lugar estratégico dentro del
tejido urbano para emplazar su local comercial.
El diseño de este proyecto plantea a este rubro innovador como un
generador del concepto que guía su desarrollo con la utilización de materiales,
formas y texturas que evocan lo frío, lo gélido, lo congelado, y hacen hincapié
en la exclusividad de estas características en cada producto ofrecido.
El programa de necesidades contaba con elementos pre-establecidos que
componen la infraestructura indispensable para la conservación y exposición de
los productos. Pero, aunque estos módulos pudieron parecer, en principio, una
limitación espacial, se convirtieron en la oportunidad de valorizar las
superficies interiores de la envolvente como espacios para desarrollar la
propuesta.
El plafón se utiliza para desplegar una serie de piezas transparentes
puntiagudas que, geométricamente organizadas, recorren líneas en horizontal
creando una ilusión de movimiento que imita el congelamiento del agua
convirtiéndose en cristales de hielo. Este efecto se materializa gracias a
paneles de hule cristal, colgados de varillas metálicas sujetadas al plafón,
que rotan progresivamente y se desplazan en el eje de cada una de las franjas
delimitadas por la modulación del espacio, que se proyecta desde el suelo hacia
el techo a través de líneas verticales compuestas por cintas metálicas
espiraladas.
La superposición de elementos transparentes y tornasolados genera un
interesante juego visual de brillos y tonalidades que varía según el impacto de
la luz. El logotipo e isotipo de la marca, hechos con siluetas de neón, se
reflejan en los paneles transparentes del techo, los cristales de los
ventanales y el mostrador, haciendo presente a la identidad de marca en sitios
diversos que van cambiando según la perspectiva.
Desde el ingreso del local se puede visualizar completamente el
recorrido sugerido para el usuario, que comienza en el sector de exposición y
autoservicio alrededor de una isla de congeladores horizontales rodeada de congeladores
verticales donde los productos se ubican clasificados: carnes rojas, pescados,
mariscos, vegetales, frutas, panificaciones, helados. Luego, en el sector de
embalaje y caja, el vendedor completa la operación de compra y entrega el
pedido.
El mostrador es una pieza selecta de pureza visual: un prisma de
cristal que parece despegarse del suelo. Allí se exhiben algunos productos complementarios
a las compras, cuyas siluetas se van desdibujando a medida que el cristal se
convierte en translúcido. Este mismo efecto se aplica en los ventanales, que
invitan a ingresar al recinto para divisar completamente el interior, sólo
dejando transparencias en las partes superiores.
Un detalle estético innovador es el revestimiento de las superficies
verticales interiores con láminas de aluminio con textura que completan la
materialización del juego de brillos y reflejos planteados desde el inicio de la
propuesta.
Fotografía: Gonzalo Viramonte
No hay comentarios:
Publicar un comentario