Por: Arturo Emilio Escobar @masterarki
Para fomentar el intercambio del conocimiento entre los profesionales
más sobresalientes de la escena nacional y los estudiantes de arquitectura, encausando
el origen, la búsqueda, el desarrollo de conceptos y la experiencia de obra, la
Facultad de Arquitectura de la UNAM organiza anualmente la Cátedra
Extraordinaria Federico E. Mariscal.
Este año la invitación fue dirigida al Taller de
Arquitectura Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo, un despacho liderado por dos talentos
que, coincidentemente, son egresados de la Facultad de Arquitectura de la UNAM,
quienes durante 10 sesiones (del 2 de octubre al 4 de diciembre) compartirán lo
que para ellos es esencial al momento de investigar, concebir, diseñar,
racionalizar y edificar arquitectura.
En el evento inaugural Mauricio Rocha y Gabriela Carrillo
impartieron una conferencia donde mostraron cronológicamente los proyectos que
han trascendido en su ejercicio profesional y, de forma paralela, inauguraron
la exposición “Procesos” en la Galería José Luis Benlliure, (ubicada dentro de
la Facultad de Arquitectura de Ciudad Universitaria). En esta inspiradora
conversación capté varias frases que revelan lo que para ellos da sentido a su
vida, el motor de sus conceptos, el pensamiento de dos arquitectos mexicanos
con arte y vocación para provocar emotividad en cada espacio.
Escuela Artes Plásticas Oaxaca
“En arquitectura hay una tendencia de generar un despacho
piramidal, es decir, hay una persona que tiene ideas y los demás trabajan para
él. Sin embargo, en lo particular, como trabajé en la construcción de una
Escuela Activa, me parece que en la medida en que podamos construir equipo,
colectivo, horizontalidad en las ideas y las funciones, podremos trabajar en un
verdadero Taller, para lograr esto, además, necesitamos un equipo que tenga ese
nivel para todos estar en la misma línea”, Mauricio Rocha.
“Lo que inspira nuestras ideas no necesariamente es
observar arquitectura, la cotidianidad es un factor que para nosotros ha sido
fundamental durante todo nuestro trabajo. Vamos por la vida observando
detalles, fallas, gestos, grietas, todo lo que va sucediendo, Mauricio es
tremendamente obsesivo, entonces se detiene paso a paso para ir documentándolo
todo, por eso hemos construido al día de hoy un acervo importante de todas
estas fotografías, en distintas escalas”, Gabriela Carrillo.
“Cuando hablamos de fachadas orgánicas nos interesa esa
piel que respira, que se mueve, pero que finalmente puede ser una simple lona
que se coloca en medio de un proceso de obra, pero que forma una fachada temporal
muy interesante, a veces mucho más de las que se construyen para permanecer”,
Gabriela Carrillo.
“Queremos a conciencia que siempre esté presente cómo se
construye un edificio, cómo se articula, cómo es su esqueleto, dónde ocurre la
presencia de la luz y cómo es la piel que lo protege”, Mauricio Rocha.
“Nos interesa estudiar la cimbra por su espontaneidad,
por el sentido común de colocar cada uno de sus elementos donde tienen que ir,
por la razón en particular. Al final coincidimos que estructuras como estas
resultan tan honestas y transparentes que se vuelven tremendamente inspiradoras
para nuestro pensamiento”, Gabriela Carrillo.
“En la medida en que uno se sacuda el estilo y en lugar
de eso prevalezca la intención del espacio, la luz, lo que encuentras en un
recorrido, es ahí donde debemos trabajar, donde queremos estar”, Mauricio
Rocha.
“Nos gusta ver cómo lo orgánico, la naturaleza, el tiempo,
cómo las cosas que se salen de nuestro alcance enriquecen las obras. Pero nos
choca un poco la idea de pensar que la arquitectura que hacemos es
exclusivamente para verla y que no pueda ser intervenida, tomada, por eso atesoramos
imágenes que nos hablan todo el tiempo de esto”, Gabriela Carrillo.
“Hacer una escuela para invidentes y débiles visuales fue
la circunstancia justa que nos volvió a evidenciar no casarnos con la vista, por
eso luego los arquitectos piensan mucho en remates, en hacer renders, cuando en
realidad hay que entender el recorrido, la experiencia de la energía, de los
cuerpos que se abren o cierran, la luz y sobra, todo eso es lo importante a
trabajar”, Mauricio Rocha.
“Cuando desarrollamos un proyecto y nos preguntan cómo se
verá el producto final, les parece contradictorio cuando les decimos que lo
último que diseñamos de nuestros edificios son las fachadas. Es así porque son
una consecuencia, son el resultado de un proceso de desmenuzar lo estructural,
las pieles, el espacio que queremos provocar”, Gabriela Carrillo.
“En conferencias en el extranjero nos dicen “cómo es
posible que hagan esos muros de tepetate o de piedra, son carísimos”, pero para
nosotros es al revés, puede ser barato lo que para ellos es muy costoso. A
nosotros nos resuelven problemas, porque incluso con una mala mano de obra logramos
una masa de textura que no depende del detalle”, Mauricio Rocha.
“Hacer arquitectura es un proceso mucho más complejo que
solamente diseñar, hay que entender una estrategia, apropiarse positivamente de
un territorio, planear la ejecución y control de obra, administrar los
recursos. Al final es la manera en que podemos hacer realidad un proyecto”,
Gabriela Carrillo.
“Pensamos que más allá de una o dos buenas obras, lo que
hay que rescatar o significar es que el conjunto de ellas hablen de una
actitud, de una postura, que traten en la medida de lo posible de hacer un
trabajo ético, político, porque no hay arquitectura que no sea política. Luego
de eso aplico lo que decía mi padre: “no busquemos una arquitectura que se
autocelebre, busquemos la arquitectura que celebre al usuario”, Mauricio Rocha.
Inauguración de la exposición PROCESOS en la Galería José Luis Benlliure
Gabriela Carrillo y Mauricio Rocha
Fotografías: Arturo Emilio Escobar y cortesía Taller
Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo
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