Una vivienda que fusiona historia, contemporaneidad, conexión con el entorno, así como una integración entre interior y exterior.
Casa BJ se inserta en la ciudad de Morelia, Michoacán,
estableciendo un diálogo entre la historia y la contemporaneidad. Ubicada en un
terreno angosto, la vivienda aprovecha una fachada de cantera y muros de adobe
preexistentes, los cuales sirvieron como base para su desarrollo
arquitectónico.
El proyecto se define por una organización espacial que
genera transiciones escalonadas y juegos de alturas, permitiendo que la luz
natural y la ventilación cruzada fluyan de manera orgánica. La apertura visual
y la relación entre el interior y el exterior son elementos clave en el diseño,
potenciando la sensación de amplitud y conexión.
El respeto por los materiales tradicionales guio todo el
proceso constructivo. La fachada original de cantera fue restaurada
meticulosamente, cada pieza retirada, numerada y reinstalada en su sitio.
Asimismo, los muros de cantera y adobe fueron rehabilitados con cal y tierra
para conservar su autenticidad. Un rodapié de talavera marca el acceso y se
replica en los baños, aportando un carácter distintivo.
Los espacios interiores evocan las tradiciones mexicanas a
través de materiales como la talavera azul y el barro, mientras que la escalera
central actúa como eje de transición dentro de la vivienda. Las vistas
panorámicas y la integración del jardín central como núcleo del proyecto
refuerzan la conexión con el entorno urbano.
Hacia el exterior, una terraza de ladrillo se convierte en
un mirador privilegiado, desde donde se observan los contrastes entre el
crecimiento industrial de la ciudad y sus cúpulas históricas, incluido el
exconvento Carmelita del siglo XIV. La relación entre los espacios se diluye
gracias a elementos como el cancel corredizo del estudio y los senderos de
tabique que extienden la casa hacia el jardín.
Finalmente, el cuarto de huéspedes, enmarcado por cantera
rescatada de la demolición, refuerza la integración entre pasado y presente.
Los muros medianeros conservan las huellas del tiempo, funcionando como
testigos del legado arquitectónico que se incorpora a la nueva narrativa de la
vivienda.
Fotografía: César Belio
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