La Visual de... La musculatura y el rostro

Documentar la arquitectura como proceso fotográfico es casi tan importante como el trabajo del arquitecto, es dotar de densidades y atmósferas a un esqueleto al que también, como diría Luis Fernández–Galiano, le otorga musculatura y rostro.


Ezra Stoller. Marin County Civic Center, Frank Lloyd Wright
Por Marcos Betanzos @MBetanzos En innumerables conversaciones con colegas se ha cuestionado si la sentencia anterior es justa o está erróneamente dimensionada. No hay respuesta que nos haga convenir. Lo que es indiscutible es que, gran parte del aprendizaje de la arquitectura tiene un fundamento visual y que mucha de la arquitectura que hemos absorbido, estudiado o que nos ha cautivado suficientemente para recórrela vivencialmente llegó a través de la imagen fotográfica. Nuestra tremenda obsesión retiniana es quizá lo más evidente.












Hoy en día, las revistas especializadas contienen más fotografías que páginas de contenido. La imagen desplegada ahí, está colocada para dar sustento a textos que podrían alejarse de la objetividad entre los halagos o que no logran aproximarse a la descripción y el análisis más riguroso de algo tridimensional que solo puede entenderse en el espacio. La fotografía seduce, pretende dar veracidad o simplemente cautivar sin argumentos, e intenta a su modo, con sus limitantes o bondades técnicas representar esa personalísima ficción producto de quién dirige desde su construcción mental un encuadre y elimina o añade información que permite correr el velo de la obra arquitectónica o la intención autoral.


Balthazar Korab. Toronto Dominion 45, Mies van der Rohe


En ese proceso, la fotografía como recurso editorial ha desplazado la presencia de planos y detalles iconográficos para explicar la sustancia de un proyecto. Las revistas especializadas contienen menos recursos planimétricos que fotografías. Y en un momento donde la imagen es quizá la constante, la tiranía (quizá la dependencia) visual indica el camino para valorar el oficio arquitectónico y pone sobre la mesa muchos de los argumentos de discusión y aprobación de nuestra disciplina. El valor de la mirada que construye es indudablemente cada vez mayor; sin embargo, aunque se le otorga reconocimiento mediático, la utilización de la imagen como documento (o como ficción); instrumento de difusión o producto de publicidad, es más bien poco apreciada en diversos temas como el derecho de autor, su retribución, uso discrecional o sencillamente como obra independiente.


Julius Shulman. Casa Estudio 23, Killingsworth, Brady & Smith


Falta mucho para consolidar una gran cultura de la fotografía, paralela a nuestra cultura arquitectónica a pesar de que ostentamos una larga tradición fotográfica en México, la cual con sus variantes y evoluciones ha llegado a nuestros días con un peso sustantivo en la producción arquitectónica nacional.


Roland Halbe. Louvre Museum, Jean Nouvel


En qué momento se inscribe la fotografía de arquitectura, su valoración y su relevancia para los arquitectos, para la consolidación de archivos, para la investigación o la docencia más allá de la sentencia incuestionable de Luis Fernández-Galiano que señala que, “a fin de cuentas, los fotógrafos son hoy los críticos de arquitectura más influyentes, tanto por su selección de las obras que eligen documentar como por su modo de representarlas…”


Guillermo Kahlo. Palacio de Iturbide, Francisco Guerrero y Torres


*Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y profesor de cátedra en el Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe y CENTRO. Becario FONCA 2012-213, integrante de FUNDAMENTAL, taller de arquitectura, paisaje y urbanismo.

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