Tres semanas es tiempo suficiente para percatarse de que en las dos ciudades que forman Londres —al margen norte: la City, es decir Westminster y a la margen sur, Waterloo y el Enbankment, el centro financiero de años atrás— hoy hay centros bursátiles en ambas, se construyen altos y costosos edificios por todos sus barrios, pero siempre teniendo en cuenta su querencia por el gran río.
Arquitectos como Rogers, Foster, Hadid (+), Gery lucen sus
más recientes aplicaciones a la sustentabilidad de sus diseños, siempre
teniendo en cuenta y protegiendo al transeunte. Los puentes que cruzan de norte
a sur y en ocasiones de oriente a poniente (según el serpenteo de la corriente)
se remodelan conservando la tradición o se construyen nuevos, según la
afluencia y necesidades que exigen los barrios: Kensington, Chelsea, Fulham,
Chiswik, Hammersmith, Battersea, Putney, entre otros. Caminar la ciudad es una
delicia, no obstante los 4 bajo cero.
El ‘Pepinillo’ y el puente del Milenio, diseñados ambos por
Foster y el ‘Ojo de la fortuna londinense’ siguen de testigos en la ‘línea del
cielo’ que marca el perfil de esta gran y hermosa ciudad. Siempre actualizando
sus recorridos y lugares tradicionales: Richmond, Greenwich, Kew Gardens –los
jardines reales– lucen nuevas construcciones. Los famosos bares ‘pubs’
londinenses siguen siendo puntos de referencia frecuentados por los miles de
habitantes. El Blakfriars (Los monjes negros) al pie del puente del mismo
nombre, resalta sus bellezas art nouveau y decoraciones de mosaicos bizantinos.
Los centros culturales y comerciales que se han instalado en
las dos exfuentes de energía: la una en Batersea, que ahora se ha convertido
–mediante una millonaria inversión– en un gran centro comercial con las más
fuertes firmas y marcas del comercio internacional, flanqueado por conjuntos
habitacionales diseñados con la inconfundible complejidad de diseño de Gery.
(Recuérdese la cubierta del legendario LP de Pink Floyd); la otra en la zona de
South Bank convertida en la imponente galería Tate de arte contemporáneo, a
unos pasos del teatro ‘El Globo’, donde Shakespeare presentaba sus obras
teatrales; edificio construido por el finado arquitecto Theo Crosby, fundador
de Pentagram, con base en un cuidadoso estudio del teatro original del S.XVI
Los museos como el V&A con los encargos de Morris, el
Británico, el de Historia Natural, no dejan de adaptar salas a las exigencias
de la modernidad; así como el nuevo Centro de Diseño, antes sobre la margen
sur, cercano a la Torre de Londres, ahora sobre el barrio de Kensington, que
luce y da fe de la realidad sustentable y sostenible del diseño
contemporáneo.
Una rápida visita a Stratford –upon– Avon, cuna de la
reforma de su idioma y lugar de nacimiento del ícónico W. Shakespeare, invita a
recorrer grandes bosques, praderas y áreas de la verde campiña con sus refugios
para viajeros tan escondidos por ahí, que la imaginación lleva al encuentro con
el legendario Robin Hood o mesones que recuerdan al Rey Ricardo y sus
caballeros.
Londres, civilización, cultura y adaptación a la modernidad contemporánea, pareciera estar cuidada y al pendiente del Almirante Nelson, que
desde el capitel de su columna en Trafalgar dirige el movimiento urbano de esta
bella y cosmopolita ciudad.
Fotografía: cortesía del autor
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