Un espacio imperturbable en armonía con la calidez de los materiales naturales y una paleta de colores neutra en la que destaca la constante presencia de la vegetación, acentuando a un ambiente limpio y abierto que abraza una operación profesional de excelencia.
La
privacidad que los pacientes necesitan se logró con la combinación varias y
sencillas sutilezas como muros de vitroblocks que permiten el paso de la luz desdibujando
lo que sucede del otro lado. La colocación del mobiliario dio como resultado diferentes
ambientes para atender a varios pacientes al mismo tiempo con la privacidad
necesaria, además de muros con aislante acústico para los consultorios.
Se
evitó que la recepción tapara la vista hacia el barranco logrando el ingreso de
luz natural en todo el espacio. Hay una pequeña sala de espera y una recepción,
al pasar al área de consultas, se entra directamente al gimnasio un espacio
despejado y funcional que remata con la vista hacia el exterior. En este
espacio destaca la geometría del lambrín que mimetiza las entradas a los
consultorios, servicios y zona de guardado, su diseño especial permite ocultar
de la vista todo lo que no tiene uso inmediato o constante.
La gran altura, la luz natural que se recibe la mayor parte del día y la fantástica vista son los puntos focales del proyecto que se aprovecharon para que todos los que lo disfrutan entren en un estado de paz. El uso de materiales locales seleccionados de acuerdo las necesidades de operación, así como el mobiliario diseñado y producido especialmente para cubrir con los requisitos de la clínica, dieron forma a un proyecto atemporal que destaca por su alto desempeño, en un ambiente donde la recuperación comienza desde la puerta de entrada.
Fotografía: Arturo Goldberg
No hay comentarios:
Publicar un comentario