Casa Puerta a Mérida por Taller Estilo Arquitectura


¡Los árboles se quedan! 
Frase con la que inicia la primera entrevista con los usuarios en el terreno, un par de crujías preexistentes, la primera con un tejaban manchado de hollín en donde apenas se percibía el color del barro de las tejas y la segunda; apenas si se podía sostener recubierta con láminas de metal. El espacio restante del terreno se encontraba lleno de maleza y tres árboles -que los arquitectos supieron desde el principio- jugarían un papel importante al momento de la distribución del proyecto.

Por: podio @podiomx

Un árbol de Ramón, uno de Pixoy configuran el espacio exterior de la terraza con piscina y una Ceiba que, por su tamaño, se muestra como la madre protectora de la vivienda dentro de las proporciones del terreno.



La rehabilitación de la fachada que protege al tejaban sugirió el acceso principal en donde se alberga la sala y vestíbulo de la casa con la intención de destacar los rasgos característicos de la construcción original y acoger un uso adecuado al proyecto; un receso antes de llegar a las áreas comunes conformadas por un pequeño jardín central que ayuda a los espacios de servicios a pasar desapercibidos.




Las nuevas extensiones de la casa como la cocina, comedor y recamaras se concibieron como volúmenes simples buscando su definición tectónica para complementar y coexistir con el edificio existente.


Todos los espacios nuevos de la vivienda fueron tratados de tal manera que permiten la máxima captación de luz y viento en el interior, mientras conservan su apariencia monolítica desde exterior en relación con el edificio antiguo. Con la intención de relacionar todos los espacios ordenadores del proyecto como pasillos, terrazas, jardines exteriores y patios interiores se conectaron directamente todas las habitaciones de la vivienda, permitiendo la continuidad espacial de las mismas entre sí y hacia el exterior gracias a los amplios ventanales y las terrazas.



La integridad de los volúmenes de cemento blanco en combinación con la madera y los pasillos de cemento rojo pigmentado logran un contraste en la materialidad del conjunto otorgándole a la vivienda un carácter abierto y desahogado.



El resultado es un proyecto auténtico en la que se han respetado los rasgos característicos del edificio resaltando la tradición de la construcción en la ciudad, pero adaptándola a un uso actual.



Fotografía: Tamara Uribe y Marina Guzmán

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