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En 2019, Claudia Sheinbaum, anunció el programa #sembrandoparques. En él, dijo que se invertiría casi mil millones de pesos en la recuperación de espacios públicos siguiendo tres ejes de acción: “ampliar y mejorar la superficie de áreas verdes por habitante; revegetar la capital del país; habilitar y generar espacios verdes para la recreación y disfrute de los habitantes, especialmente para el beneficio de las niñas y niños”. En el primer mes de este año, la administración local comienza a presumir dos proyectos concluidos: el parque lineal de Periférico Oriente y la primera fase del parque Gran Canal.
Está claro que la escala que han escogido para intervenir se aleja de la política de bolsillo que se siguió en administraciones anteriores. Con un enfoque mucho más ambiental y urbano se ha comenzado a trabajar en zonas históricamente relegadas que salen del circuito principal de inversión y que al menos hasta hoy no han generado oposición alguna por parte de los comités vecinales, la aceptación –hay que decirlo- ha sido total, la visibilidad de los proyectos, contundente.
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Sin embargo, la garantía de que estas intervenciones sean las adecuadas no recae en lo inmediato (los beneficios políticos, sí): estos proyectos maduran con el tiempo y habrá que esperar para conocer la estrategia de mantenimiento y conservación que las autoridades pondrán en marcha para dar una digna longevidad a estos espacios. La apuesta por atender sectores residuales o subutilizados en lo inmediato fue totalmente acertada, ¿hay plan para probar que estos escenarios serán aportaciones reales a la ciudad en el largo plazo?
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Por otro lado, se presentó el programa (otro más) para recuperar el centro histórico en el periodo 2020-2024. En él, se ha convocado a la iniciativa privada a duplicar el monto de inversión pactado por 2mil millones de pesos. El intento incesante por “recuperar” esta zona de la ciudad concentrará esfuerzos en el espacio público, la promoción turística, la movilidad y la vivienda asequible. Habrá que ver cómo y hasta dónde llegarán a coronar las buenas intenciones de trabajar de manera conjunta con todos los involucrados en el tema, desde autoridades y desarrolladores, hasta las distintas organizaciones sociales de representación popular.
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El proyecto implica mucha más gestión y cabildeo, sobre todo el ajuste o la ruptura definitiva de los pactos que ahí se han consolidado gracias a la complacencia y complicidad de administraciones anteriores en temas como los giros negros, apropiaciones y desalojos de predios, narcotráfico e inseguridad. La carta fuerte, parece ser la promesa de la vivienda, una vez más se planea que de las 8 mil 500 viviendas proyectadas, 2 mil 500 sean de interés social. El reto más importante será el ordenamiento del sector comercio (ambulante o establecido), ¿Seguirá la política de hacer invisibles a todos los trabajadores informales o por fin se pensará en cómo dignificar su trabajo y ordenar las diversas zonas de comercio y tránsito? ¿Cuál será la lógica y no la intención para rescatar, otra vez más, el Centro Histórico de nuestra ciudad?
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*Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y profesor de cátedra en el Tecnológico de Monterrey. Becario FONCA 2012-2013, integrante de FUNDAMENTAL, taller de arquitectura, paisaje y urbanismo.
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