Las lecciones son muchas y el recorrido de los pabellones permanentes en los jardines de la Bienal de Venecia nos demuestra aciertos y errores de la comunicación en el mundo de la arquitectura
Continuamos
con la crónica de nuestro recorrido por los pabellones de los Jardines en la
Bienal de Arquitectura de este año, una experiencia enriquecedora y abrumadora
a la vez. Cada pabellón encierra una muestra que podría ser un museo completo,
la suma de todos da un panorama único. Creemos que son pocas las ocasiones que
un profesional relacionado con la arquitectura y el diseño tiene para entender
y sobre todo analizar por contraste tantas propuestas de comunicación, de ahí
nuestro interés de realizar este viaje que se ha convertido ya en un
peregrinaje.
España
resolvió su espacio con austeridad y elegancia. En esta ocasión Iñaki Ávalos, quien sin duda sobresale por su
trabajo editorial, decidió centrar la presencia española en el tema “interior”
usando como discurso curatorial aquellos elementos de la arquitectura heredados
de su pasado Romano y Árabe. El resultado es la presentación de una serie de
proyectos actuales que, en su búsqueda curatorial, cubren estos aspectos. Un
paseo, por la sorprendente arquitectura española de nuestros días, realizado
con maestría.
Tal
vez habría que mencionar lo que ha sido criticado fuertemente en el caso del
pabellón mexicano y es que Ávalos no ha podido dejar su obra fuera de la
muestra. El, como curador, ha incluido un proyecto de su autoría. Habría que
preguntarse cuanto puede realmente afectar esto el mensaje que se transmite. En
el caso español, del que seguramente somos más ajenos, nos parece que no
amerita un escándalo, el mensaje es claro a pesar de que su curador se erige
en juez y parte. Cercano a lo propuesto
por Koolhaas el objetivo sin duda se alcanza.
Recorrimos
el pabellón Polaco dejándolo atrás con una gran perplejidad. El todo analiza un
único elemento, un mausoleo, y su evolución arquitectónica relacionándolo a los
momentos político-históricos de Polonia como una nación. Poco se habla de
arquitectura, el pabellón resulta una enorme pieza de propaganda política que,
a pesar de su sobriedad y elegancia, da nausea.
Por
tercera ocasión el pabellón de Hungría nos dejó con un grato sabor de boca.
Como en otras ocasiones los curadores echaron mano de los estudiantes para
llegar a la solución final. Un concurso que selecciona a la idea final es parte
misma de la muestra. El resultado habla del como los elementos que construyen
la arquitectura son en realidad los que participan construyéndola. Se proponía como ejercicio colocar una
pequeña pieza dentro de una instalación, una pinza de ropa personalizada pasa a
ser parte de miles que construyen el pabellón. Por supuesto no nos aguantamos
las ganas y dejamos nuestra pequeña parte en la construcción del todo.
Nos
pareció que uno de los más notables ejercicios es el de los Estados Unidos de
Norteamérica, llamado por sus curadores OfficeUS. Los norteamericanos
decidieron hacer un estudio sobre todos los proyectos desarrollados por
oficinas de arquitectura de su país en el extranjero. Lo más destacable es que
para hacerlo crearon una oficina de investigación que se basó en el mismo
pabellón y que, a lo largo de toda la bienal, ha realizado el trabajo mismo. El resultado es abrumador, la cantidad y
variedad de proyectos que a lo largo de toda la “modernidad” las diferentes
firmas arquitectónicas norteamericanas han hecho es impresionante.
El
mensaje es clarísimo, nosotros hemos creado modernidad alrededor de todo el
globo terráqueo, nuestras firmas han dado forma a cientos de proyectos de
importante envergadura y aquí lo hemos ido recopilando. Con su pabellón además
demuestran, en vivo y a todo color, su capacidad para organizarse e investigar,
su capacidad para crear contenido (cosa que enloquece al mismo Koolhaas).
Inteligencia de comunicación indiscutiblemente.
Fotografías por Eugenia González y Lorenzo Díaz
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