Así como cada cabeza es un mundo cada nación es un universo, el recorrido que hicimos por los pabellones permanentes, pertenecientes a un importante grupo de países, nos dio una interesante visión del estado que la práctica de la arquitectura guarda actualmente
Aunque
las ediciones de la Bienal de Arquitectura buscan encontrar un tema unificador
con el nombramiento de un curador, que a su vez propone un discurso curatorial,
en nuestra experiencia el concierto de naciones que la presencia de tantos
países significa, resulta un poco fuera del ritmo que el supuesto director
impone, esta edición no es la excepción.
Al
igual que en los pabellones temporales del Arsenal en los Jardines las
reacciones a la convocatoria son varias. Por ejemplo, con un tímido y
oficialista letrero Venezuela (o la República Bolivarista de Venezuela como
ahora se hacen llamar) comunica que debido a trabajos de restauración de su
pabellón no participarán, y es que el todo da risa y pena a la vez. El pabellón
por supuesto no tiene señas del más mínimo trabajo y lastimosamente el magnífico
pabellón diseñado por el Maestro Carlo Scarpa está en condiciones deplorables.
Contraste aún mayor al ver que el pabellón Australiano efectivamente está en
trabajos de remodelación y se buscaron un espacio temporal a un lado para
presentar algo digno. Vaya, cuando se tienen ganas se puede.
Por
otro lado los tres países nórdicos que comparten el fantástico pabellón de
Svere Fehn decidieron hacer notar los trabajos que han realizado en varias
naciones africanas apoyando y financiando proyectos de gran importancia
humanitaria. Interesante sin duda, de un gran montaje y valioso mensaje,
extrañamente lejano del tema propuesto por el curador.
Un
espacio que nos sorprendió por su acercamiento al tema propuesto por Koolhaas
fue el de Francia quien hace un claro análisis de lo vivido en la tan manoseada
época modernista, una declaración en especial deja en claro su visión haciendo un
sutil burla del arquitecto Holandés. Los franceses declaran no estar
“absorbiendo” la modernidad al decir “nosotros no la absorbimos, nosotros le
dimos forma” y así aclarando quién la creó pero respetando las reglas del
juego, brillante.
El
pabellón Griego mostraba toda una serie de proyectos arquitectónicos y urbanos
relacionados con el turismo, organizado el todo por su ente nacional turístico,
claramente una grito de propaganda para promocionar el país buscando aliviar la
ya dramática crisis por la que pasan; obviamente ignorando por completo el tema
de la convocatoria.
Resultó
interesante visitar el pabellón de Brasil, más aún cuando el acercamiento a lo
presentado se parece enormemente al pabellón mexicano. Contraste que refuerza
la debilidad de nuestra propuesta. La
hermana nación logra hacer un extenso recuento del paso por el modernismo y la
clara influencia de la arquitectura ya absorbida por el Brasil de hoy en día.
Quedan
aún muchos espacios por narrar, continuaremos con esta crónica el día de mañana.
Fotografías por Lorenzo Díaz y Eugenia González
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