La Visual de...Puebla, la opacidad más cara.

Puebla sigue poniendo el ejemplo de cómo la voluntad política más mezquina puede imponerse con un proyecto malo y otro peor, evitando cualquier nivel de razonamiento e ignorando todos los argumentos brindados sobre –y en contra de- sus iniciativas urbanas con base en la falsa justificación de la movilidad sus-tentable. La improvisación impera y se mantiene como línea continua a pesar del cambio de gobiernos. Nada parece cambiar.


Por Marcos Betanzos @MBetanzos
Hace tres años, el titular del gobierno de Puebla, Rafael Moreno Valle, inauguró lo que sería la ciclovía más cara del país, ésta se eleva sobre la avenida Atlixcáyotl y recorre 3.5 km de longitud. Costó 62 millones 465 mil pesos, 18 millones de pesos por km. Elevada aunque todos los principios de diseño urbano dijeran que así no; elevada porque de otra forma no sería visible.




La vía Atlixcáyotl (obra cumbre de otro distinguido gobernador: Mario Marín Torres) acompaña la ciclovía y la historia de las opacidades en obras públicas, la obra vial tiene de extensión lo mismo que la larga historia de corruptelas, expropiaciones, malas ejecuciones y vaguedad en el manejo de recursos, la vía cruza desde San Andrés hasta Atlixco pasando por la reluciente Angelópolis, una zona de usos mixtos de alto valor comercial que antes fuera en su gran mayoría terrenos agrícolas, ignorados históricamente hoy centro del desarrollo comercial y la especulación inmobiliaria, un museo de arquitectura pretenciosa, vacía. 
En esa zona también se encuentra otro icono: la estrella observatorio de Puebla, una estructura que se reduce a un entretenimiento masivo al cual es difícil de acceder y conmemora forzadamente el suceso histórico de la Batalla de Puebla, el gasto: más de 400 millones de pesos. 
De esta pequeña lista de obras, una ya había generado su propio eco: la ciclovía sería replicada del mismo modo, ahora sobre el Bulevar Hermanos Serdán con 7.6 km de longitud, tendría un costo de 271 millones de pesos, aproximadamente 35 millones 657 mil 894 pesos por km. Aún más cara que la otra. 



Lo mismo sucede con el teleférico de Puebla, una obra que resultó ser, además del vehículo para observar todos los techos de las casas pintadas en los colores partidistas del entonces gobernador, es el teleférico más corto y sorprendentemente el más caro del país: 688 metros y una inversión de 359.2 millones.




Quienes viven en Puebla saben la historia: puentes atirantados que son escenográficos; museos existentes saqueados para poder dar utilidad a otro icono de la lista, el Museo Barroco; obras por venir como parques lineales, todo con mucha iluminación y efectos que no arrojan un poco de luz a los manejos millonarios que se diluyen gestión tras gestión. La historia de despojos en Cholula no acaba, los parques temáticos siguen proliferando. Las obras que son siempre las más caras del país y que tienen como trasfondo a funcionarios y titulares de secretarías que son investigados por enriquecimiento ilícito… 




¿En qué momento la ciudad de los ángeles se convirtió en algo tan difícil de definir honorablemente? La ciudad vendida o robada a pedazos nos devuelve cada cierto tiempo una historia de oropel, un maquillaje urbano, una onerosa decoración que deja tras de sí una estela de putrefacción, bocanadas de aire de grandeza de sus gobernantes. 



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