Desde el exterior se puede apreciar el muro integrado por cactus que flanquea esta casa y que fue diseñada para preservar a una familia en un espacio generoso, acogedor y que a la vez dialoga con las bondades del ambiente que se vive en este hermoso sitio.
Esta residencia
fundamenta su diseño en un principio rectangular visible en las ventanas de
fachada que elevan una arquitectura que da la bienvenida a la luz y al viento. Para el arquitecto Gerardo
Boué, director de esta firma, esta acepción contemporánea de la arquitectura es
un eco de lo que sucede en el paisaje que lo circunda.
Los muros de
piedra con ángulo a manera de contra venteo, presentan una fachada blanca con
grandes vidrios enmarcados con perfiles de aluminio negro que se adicionan a
los materiales con textura y color, combinando armónicamente con las
diversas tonalidades del entorno.
En la parte
más alta de la casa, se diseñó un espacio especial que reúne a la familia en sus
múltiples actividades, una galería desde la que se puede contemplar el
firmamento y se complementa con una terraza que remata en un balcón que se
proyecta desde el muro de piedra, integrándose a su composición.
En el diseño
integral, se percibe una complementación entre la verticalidad y horizontalidad
que distribuye un juego de volúmenes que albergan los espacios sociales,
privados y de servicio.
El criterio
de composición de esta casa es con base a figuras geométricas que se disponen para configurar un lugar pleno
de generosidad en iluminación natural y ventilación. Es una volumetría que combina
una sensación firme y a la vez ligera de la arquitectura en un espacio
funcional y habitable, concebido para integrarse con el entorno y disfrutarse a
cada hora del día.
Fotografía por Marcos Betanzos
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