Proyecto finalista de la categoría Hoteles del XIII Premio de Interiorismo Mexicano PRISMA.
Este proyecto,
diseñado para los amantes de la naturaleza y el buen vivir, está basado en el
alma maya y la riqueza natural inigualable en el corazón de la selva Chcholá de Yucatán.
El patio
central, un paraíso personal en medio del vibrante ambiente turístico que
ofrece una experiencia única a cada huésped. La inspiración para este proyecto
surgió del libro llamado Josef Albers en México. Un patio rodeado de imponentes
muros de piedra actúa como un acogedor atrio. A pesar de las inundaciones que
afectaron gran parte de Mérida, este desafío se convirtió en una oportunidad
para el equipo de arquitectos. Se adoptaron los métodos de construcción
tradicionales de la región, elevando los espacios para evitar futuras
inundaciones, lo que fortaleció la relación del equipo con los usos y
costumbres locales.
El primer
volumen tiene 4 techos a dos aguas cubiertos con este pasto, sostenidos por
paneles macizos de duelas de Tzalam. Este tipo de techo evoca el tipo de
construcciones endémicas mayas.
La segunda, la
torre, sirve de guía, emergiendo de la selva; elementos como escaleras, amplios
accesos que recuerdan a antiguas haciendas, techos altos para una mejor
circulación de aire y elementos acuáticos que refrescan el ambiente. Materiales
meticulosamente seleccionados: pisos de mármol Fiorito, paredes de chukum,
techos de madera de tzalam y lambrinas de piedra local, todos convergentes en
un diseño funcional y estético.
Se han diseñado
espacios que son la personificación de la versatilidad y la privacidad, con
características notables como duchas lunares, cocinas y dormitorios
personalizados que se adaptan a las necesidades y deseos de los residentes.
El proyecto,
que incluye residencias de 1.800 metros cuadrados en un área de 32 hectáreas,
inmerso en la majestuosidad de la selva maya, se organiza en dos esquemas
centrados en torno a un patio. Este espacio, accesible a través de espejos de
agua y una escalera, muestra un diseño radial típico, con áreas secundarias a
los lados y, al frente, la cocina, el comedor, el bar y la suite principal,
muestra de lo que significa quedarse en Chablé: sentirse “como en casa” con
unas vistas espectaculares.
Fotografía: César
Béjar
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