Un proyecto de comunidad. Se trata de la rehabilitación de elementos históricos e intervención contemporánea de un inmueble del siglo XIX en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla.
Las casonas
antiguas de cierto grado de nobleza, tenían un patio central, también los
edificios de gobierno –es una herencia de la arquitectura colonial– pero el
término de “traspatio” tenía una connotación más popular. Derivado de la
economía de traspatio, es decir, la señora que en esta área de la casa tenía
las gallinas, donde el esposo también tenía el taller de carpintería. Este es
el caso de esta casona, corresponde por ubicación en la retícula histórica a
una casa de comerciantes, y donde actualmente se realizan, talleres,
exposiciones, demostraciones gastronómicas, es un punto de encuentro.
Al tratarse de
un espacio popular por vocación pasada, del barrio y por lo mismo, los
materiales que usaban son de esta índole sencillos y mudos. El espacio ya había
sido intervenido de forma errónea, por lo tanto, se trató de rescatar el lenguaje
original lo más posible. No usamos las grandes molduras, ni los grandes
murales, ni elementos arquitectónicos que no corresponden al lenguaje histórico.
Hablamos con respeto, considerando sería un error volver esta casa una
concepción barroca, forzando discursos, cuando realmente el barrio es lo que habla,
nos está diciendo a nuestro alrededor qué materiales y cuáles son los objetos.
El concepto de
puertas abiertas es otro esencial del proyecto, para que todo mundo que pase
pueda ver ese patio en el que buscan que todo ocurra. Estas puertas se abrirán
para “mostrarle a la gente la historia, que podemos convivir y podemos estar.
Mostrar la historia y que los espacios buenos pueden y deben ser para todos”.
Fotografía: Miguel Ángel Vázquez Calanchini y Amy Bello
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