En México, a inicios del siglo XIX el crecimiento de los centros urbanos trajo consigo migración de pobladores rurales en busca de la promesa de una mejor calidad de vida.
A raíz de esto, fueron concebidos
espacios comunitarios en cuyas áreas comunes se desarrollaba gran parte de la
vida familiar y social de sus habitantes: las vecindades, un conjunto de
pequeñas viviendas alrededor de un emblemático patio central dónde se
disfrutaba de la colectividad de sus habitantes, son símbolo de tradición,
resistencia y memoria de la colectividad mexicana.
Para entender el espacio es menester volcarnos a su pasado. Sabemos que fue habitado desde los 40’s hasta el 2010, y que no posee ningún valor histórico relevante dentro de la Zona Centro de la ciudad, sin embargo, ¿eso lo descarta de poseer un valor simbólico?
Al llegar al sitio, te encontrabas ante
una fachada discreta y algo deteriorada. Tras sus puertas llegabas a un gran
pasillo con numerosas puertas a sus costados, con altos muros franqueándolo, ya
mermados por el correr del tiempo. Era sencillo imaginarse la vida de sus
habitantes en este lugar, así como visualizar la escena de la última familia
recorriendo el patio dirigiéndose a la salida, dejando atrás memorias…Iniciado
un éxodo más.
La nueva vocación concebida para el
espacio es de hotel y sitio de eventos culturales, respetando en gran medida al
elemento arquitectónico como tal, funcionando como una reminiscencia latente de
lo que se vivió en este espacio décadas atrás.
Posterior a su intervención, iniciada a
mediados del 2015 y finalizada a inicios de 2020, ‘La Vecindad’ demostró ser un
espacio resiliente y multifuncional, cuya memoria colectiva continuará
prosperando.
Fotografía antes: Diego Orozco
Fotografía después: Alan Vallejo
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