Un material tan simple que con sólo agua y jabón se puede transformar en una obra de arte
En México, poca gente
trabaja con el fieltro de manera artesanal. A pesar de que este fue el primer
textil creado por el hombre desde la Prehistoria. Hacían ropa, calzado, objetos
de adorno e inclusive construían sus chozas.
Daniela Rieloff y Heather Harper son fieltristas desde hace varios años. Una de ellas es de nacionalidad chilena y la otra es estadounidense naturalizada mexicana. Ambas se encontraron en la Ciudad de México cuando cada una ya tenía su propia empresa: Fieltros Nimin y Luna Lunera Creations, respectivamente.
Hace tres años, unieron fuerzas para crear Luna Nimin en México, y ahora están elaborando artículos para el hogar y el uso personal, incluyendo accesorios, decorativos, ropa y juguetes, además de obras de arte originales.
Sus precios van desde un
prendedor de 50 pesos hasta un mural de 3 mil pesos.
“Descubrí el fieltro
mientras finalizaba la carrera de Arquitectura, comencé una búsqueda que nunca
se detiene, ya que constantemente estoy investigando nuevas formas de
desarrollar este material. Además, nos hemos conectado con personas del área
para compartir distintas visiones y experiencias”, expresó Daniela.
Por su parte, Heather
Harper comentó que existen algunos malentendidos acerca del fieltro, se dice
que pica y es muy caliente, pero en realidad hay lanas mucho más finas y que no
pican. “Nuestros productos los
confeccionamos con lana de borrego merino y de otras razas. También hacemos
combinaciones con acentos de bambú, seda y con tencel que es un producto que
viene de la madera”.
En México es difícil
conseguir la lana merino porque pocas personas la producen. De hecho, el clima
y la raza del borrego en nuestro país hacen que sea más complicado lograr una
textura suave. Por eso, Daniela y Heather han tenido que importar la materia
prima de otros países, lo cual ha sido todo un reto.
Su proceso es meticuloso.
Lo que les interesa es crear piezas únicas y originales, evitando la
industrialización del producto. No desean llegar a un nivel donde tengan que
delegar masivamente el trabajo a otras personas. Más bien, lo que buscan es
conservar lo que a cada quien le gusta, su arte y creatividad.
“Muchas personas tienen
una mentalidad muy capitalista con respecto a cualquier emprendimiento, pero
nosotras consideramos que es más importante conservar un producto artesanal,
así como el gusto por el proceso y el trabajo. Sin duda, cuando lo vemos con
otro tipo de metas y fines es una dinámica más sana”.
Un gran acierto que han
tenido ambas emprendedoras para lograr que el fieltro sea más conocido es dando
clases de esta técnica, así como organizar talleres.
“No hay mucha demanda de
este producto, sin embargo, en el ámbito de las manualidades sí empieza a haber
un mayor interés de la gente y esperamos que vaya creciendo”.
Las entrevistadas
reconocen que no pueden vivir sólo de sus creaciones en Luna Nimin, sino que tienen
que involucrarse en otras tareas. Pero sin duda, poco a poco ha crecido su
proyecto.
Jabones orgánicos con fieltro |
Finalmente, Daniela y
Heather consideran que es muy bueno que el público mexicano y el mundo en
general estén dando un mayor impulso a los pequeños productores, las
cooperativas y las formas en las que se pueden colaborar juntos.
“A veces, entre los
mismos productores, artesanos, artistas y creadores hacemos trueque, vemos
diferentes alternativas y nos apoyamos mutuamente. Es una forma más sana de
trabajar y un camino para humanizar más el mundo”.
Heather Harper y Daniela Rieloff |
Fotografías: cortesía
Luna Nimin
BELLICIMO LO QUE HACEN, YO ESTOY INICIANDO CURSOS SOBRE FIELTRO, ME ENCANTA, SALUDOS DESDE DE MAR DEL PLATA, ARGENTINA.
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