Autodidacta, perfeccionista y lejano a la frivolidad de las estrellas del diseño, el creativo británico celebra 30 años de moldear los metales y habla de su experiencia como (no) diseñador
Por Arturo Emilio Escobar @AEmilioEscobar
En los años 70 Tom Dixon no soñaba con diseñar objetos, es más, su mundo giraba en torno a los escenarios y a la música pop rock al ser bajista de Funkopolitan. El tiempo que dedicada al diseño era para crear los carteles de su banda para los conciertos, desde aquél entonces la gráfica se le facilitaba sin ser diseñador.
Luego de un accidente, ser músico dejó de ser su profesión, la vida desconcierta, para bien o para mal, pero siempre hay que seguir, y uno de sus amigos le ayudó prestándole su garaje y maquinaria para que, terapéutica y creativamente, volara su mente hacia otros mundos donde expresar una nueva pasión por el arte.
Sus
primeras piezas de acero, esculturas soldadas de metal reciclado que
recolectaba en derribos, enamoraron a sus dos primeros clientes, en ese
entonces los jóvenes Mario Testino y Patrick Cox, quienes adoraron su
particular expresión industrial, tan alejada del “designer” y tan cercana al “experimental-craftsman”.
Lámparas BEAT. |
“Me
gusta desarrollar pequeñas piezas que van formando un universo completo. Ahora
soy tan independiente que nos hemos adentrado al máximo en los detalles, hasta
el punto de definir cómo debe oler el espacio”, aseguró.
El
exdirector creativo de la famosa cadena europea de muebles y diseño Habitat (de 1998 a 2008), aconseja:
“Necesitamos ser más inteligentes como diseñadores para entrar al mercado
global más rápidamente. Aprendí lo que la gente realmente compra y no lo que se
ve en las revistas, por eso cuando diseño mi objetivo es modificar al mínimo el
proceso de producción, pero cambiar completamente la tipología del producto.
“A
mí me gusta producir objetos que tengan una vida útil muy larga, la longevidad
se acompaña de la sustancia”, donde la estética futurista -con un halo de
ciencia ficción- de sus propuestas para nadie es indiferente por la fuerza
plástica y experimental que le permite su material predilecto: el cobre.
Para
él, entre los materiales más versátiles no hay ninguno que sea tan extraordinario
como el cobre; un metal muy dúctil, hipoalergénico, que puede moldearse
escultóricamente con todo tipo de geometrías. Prueba de ello son sus
candelabros, bandejas, lámparas (inspiradas en los minerales), juegos de té, elementos
decorativos, y piezas de coctelería de su línea Eclectic.
Lámpara CELL. |
“Me
interesa que la gente nos entienda como una experiencia, hay que distinguir
entre la innovación y las tendencias, poder ser capaces de diseñar localmente y
producir en cualquier lugar del mundo con solo apretar un botón”, dijo Tom
Dixon, cuya claridad y experiencia le otorgó el mérito de ser nombrado Oficial
de la Orden del Imperio Británico (2000). Además, recientemente publicó la
edición Dixionary, (de la editorial Violette) con tres décadas viviendo para la
industrial del diseño.
En su taller de Londres, Design Studio Research, trabaja a un ritmo frenético y actualmente desarrolla conceptos integrales de interiorismo bajo el lema “Expressive minimalism is the way”, como su proyecto para el nuevo hotel Mondrian de Londres. Pero, pese a ser el gran hechicero de la fundición, el maestro del diseño en cobre, Tom Dixon aclara: “En Design Studio Research (que integra su estudio de interiorismo, el showroom, una panadería y el restaurante The Dock Kitchen) los visitantes tienen la oportunidad de conocer todo mi mundo, toparse con mis hijas, ver quien realmente soy, no sólo comprar un producto”.
MARBLE KNOBS. |
BASH. |
“He desarrollado objetos tanto para la preparación de la comida como para la presentación de la misma, dos actividades que hay que conocer bien para saber qué es lo que se necesita diseñar en cada una”, Tom Dixon.
Recientemente diseñó la botella y caja del cognac Hennessy XO. |
El diseñador inglés Tom Dixon. |
Fotografías: cortesía Tom Dixon y Arturo Emilio Escobar.
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