¿Realmente hicimos lo que teníamos que hacer?

Una reflexión sobre el pabellón de México en la Bienal de Arquitectura de Venecia


Por Lorenzo Díaz @lorenzodiaz
Está por concluir la Bienal de Arquitectura en Venecia, mucho se he dicho, escrito y hablado sobre la participación de México en este importante encuentro. El concurso para asignar la curaduría y ejecución del pabellón se lanzó tarde y de malas. La mayoría de las naciones participantes nos llevaban gran ventaja habiendo oportunamente escogido a equipos multidisciplinarios en representación de su país en muchos casos a través de ejemplares concursos de asignación. Después de un apresurado procedimiento se logró determinar quien conformaría el equipo que debería de llevar la batuta en la construcción de un espacio que nos representara dignamente en la bienal. 

Llegó el verano y, después de escasos meses para la preparación del tan sonado pabellón, la bienal comenzó con bombo y platillo, varios los mexicanos que acudieron (además de por supuesto los involucrados en su puesta en marcha) pero pocas las opiniones que se pueden leer sobre el resultado final. Pocas las impresiones sobre todo de los que, en carne y hueso, acudieron a la aclamada reunión.

Eugenia y yo acudimos a la cita como lo hacemos hace ya varios años y pudimos - con toda la calma del mundo - evaluar, vivir y llegar a nuestras conclusiones. Entiendo por supuesto que es un tema espinoso y que se presta a polémica por su propia naturaleza, supongo que cada pabellón o espacio representativo de cada país presente sufre el mismo destino. Lo que hay que tener claro es que lo que está detrás de la construcción de cada propuesta se transparenta poco al visitante. Por supuesto hay casos en donde la desgracia es evidente y la falta de acuerdos y consenso son trágicamente evidentes, no es el caso del espacio mexicano.




Sentado frente a esa gran pantalla ovalada circundante 360 grados nos preguntábamos ¿Qué ve un ajeno a los chismes y grillas en este espacio? ¿Qué le dice sobre la arquitectura de la onceava economía mundial? ¿Entendieron estos amigos mexicanos a qué venían y se fijaron un objetivo? Y es que la perplejidad nos tenía congelados.




Como el niño que pasa las materias cumpliendo pero sin brillo, como aquel que ejecuta la tarea siguiendo las instrucciones pero se sienta en la banca de hasta atrás para que no lo vayan a pasar al frente y poner en evidencia… cumplimos. Pero ¿cumplir es lo que tenemos que ambicionar?

Puedo describir el pabellón como quien se atreve a hacer una memoria descriptiva, es más, acompañan a este texto algunas de las imágenes testimoniales que capturé. Puedo buscar transcribir y explicar el guión museográfico que se generó y buscar una explicación que justifique el apego a las directrices que el curador dictó. Lo que no puedo, y creo que es la triste conclusión de esta peripecia, es sintetizar una propuesta expuesta.




Fuimos, llegamos a pesar de las vicisitudes, plantamos un espacio y lo sembramos de textos e imágenes pero se nos escurrió entre las manos llevar una propuesta a uno de los foros más importantes que de arquitectura existen en el mundo. ¿Realmente hicimos lo que teníamos que hacer? ¿Es arquitectura un espacio sin misión? ¿Estamos condenados a presentar un espacio sin mensaje?





Fotografías por Lorenzo Díaz y Eugenia González



 




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