Un refugio urbano que equilibra privacidad, naturaleza y conexión con la ciudad.
En el corazón de Coyoacán, dentro de la colonia Parque San Andrés, se encuentra un desarrollo residencial que redefine la conexión entre privacidad, naturaleza y ciudad. Este proyecto de vivienda plurifamiliar parte de una premisa clara: proteger el interior del terreno mientras establece un diálogo armonioso con su entorno.
Desde el exterior, el volumen se presenta como un gesto sobrio y resguardado, con una fachada que prioriza la discreción sin sacrificar iluminación y ventilación. La combinación de materiales pétreos aporta solidez y carácter, mientras que los niveles superiores se retraen, generando una composición que juega con la escala y la percepción del espacio.
Sin embargo, tras este perfil contenido, el interior se despliega como un oasis pensado para la convivencia. Cuatro amplios departamentos se articulan en torno a terrazas y jardines comunes, donde la vegetación existente no solo se preserva, sino que se potencia con un paisaje diseñado para fortalecer la relación entre arquitectura y naturaleza.
La propuesta interior apuesta por el confort y la funcionalidad. Las ventanas remetidas regulan la entrada de luz y la privacidad, eliminando barreras visuales innecesarias y permitiendo que la experiencia del espacio fluya de manera orgánica. Cada ambiente se concibe como un refugio, combinando amplitud, calidez y una estética contemporánea que equilibra diseño y habitabilidad.
Más que un conjunto residencial, este desarrollo en el sur de la Ciudad de México, plantea una nueva manera de habitar la urbe: desde una perspectiva íntima y sostenible, donde la arquitectura se convierte en un puente entre lo privado y lo colectivo, mejorando la calidad de vida de quienes lo habitan.
Fotografía: Jaime Navarro
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