Este
proyecto de interiorismo —localizado en Zapopan, Jalisco— fusiona el interior con el exterior,
creando un espacio que invita a la relajación y la conexión con la naturaleza
gracias a los ventanales retráctiles de la casa que funcionan como un remate
visual hacia un espacio verde. Los elementos mexicanos y las piezas de barro
que cuidadosamente fueron seleccionados, aportan un toque de autenticidad y
tradición a la casa.
El
arte es el hilo conductor del espacio. Las obras heredadas y cuidadosamente
seleccionadas por los clientes llenan las paredes de color y significado.
Sin
miedo al color, se optó por una paleta en tonos verdes para integrar el
exterior de una manera fresca y vibrante, ideal para disfrutar en compañía de
familia y amigos. Los espejos, estratégicamente ubicados, multiplican la luz
natural y a su vez amplían cada espacio. El uso de ratán, tapetes de acentos,
cojines artesanales y materiales regionales añaden un toque mexicano
tradicional sin perder la contemporaneidad de la arquitectura. Cada elemento,
desde el papel tapiz hasta los textiles, se utiliza para traer el exterior al
interior.
La
propuesta define una casa que se vive cálidamente de día o de noche, gracias al
uso de iluminación de acento en cada mueble.
En
definitiva, este proyecto de interiorismo es un oasis ecléctico con alma
mexicana, donde la tradición se fusiona con la modernidad para crear un espacio
lleno de luz, color y armonía capaz de apreciar el paisaje verde que lo
envuelve y de brindarle a los usuarios un hogar único para compartir en familia.
Fotografía:
Paula Aragón
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