Un proyecto pensado para vivirse al exterior, privilegiando la conexión con la naturaleza, transformando cada rincón en un espacio de contemplación y tranquilidad.
Esta casa es un refugio diseñado para dos personas,
donde la arquitectura se integra con el entorno natural para ofrecer un espacio
funcional, sostenible y estéticamente armonioso. Inspirado en el árbol que da
nombre al proyecto, el diseño captura la sombra, la frescura y la serenidad de
su entorno, creando un lugar pensado para el descanso y la contemplación.
La obra, localizada en Poblado Casa Blanca, Guasave,
Sinaloa, incluye dos recámaras, una de ellas con baño vestidor, una cocina
cerrada, una terraza con cocina al aire libre y un medio baño exterior. Cada
espacio se organiza cuidadosamente para que el álamo central sea visible desde
cualquier punto, mientras los jardines ocupan los vacíos de la construcción,
conectando los interiores con el exterior de manera fluida.
El acceso principal está definido por una puerta de 4
metros de altura, acompañada de un muro de gavión relleno con piedra bola, que
filtra la luz del poniente y modula los vientos dominantes. Este elemento,
además de funcional, establece una bienvenida cálida y robusta.
En la
construcción se emplearon materiales naturales y soluciones eficientes: el 95%
de las cubiertas están hechas con madera de pino al natural, mientras que los
muros de concreto armado se dejan aparentes como acabado final, eliminando la
necesidad de pintura o mantenimiento adicional. Las fachadas sur y poniente
están protegidas con muros dobles de block que reducen la transmisión térmica,
y los ventanales, orientados al norte y al este, aprovechan al máximo la luz
natural, reduciendo el consumo energético y generando una continuidad visual
entre los espacios interiores y el paisaje exterior.
Este proyecto incorpora prácticas sostenibles como la
reutilización de aguas grises de la cocina, lavabos y regaderas para el riego
de jardines, mientras que la orientación y el diseño permiten aprovechar al
máximo la iluminación natural durante el día, eliminando la necesidad de
luminarias encendidas. La combinación de cubiertas de madera y sistemas
constructivos eficientes mantiene un clima interior agradable, reduciendo la
dependencia del aire acondicionado y optimizando su uso cuando es necesario.
Fotografía: Diego Cervantes
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