Ubicada en la Ciudad de México, es una residencia cuyo diseño nace de la inspiración de un panal de abejas. Las celosías fungen como un hilo conductor de diseño que acompañan al usuario por todo el proyecto.
Las celosías ocultan puertas de intercomunicación y de guardado, haciendo que los volúmenes del proyecto se lean de una forma limpia. Las celosías, hechas con módulos cuadrados de madera de nogal, rigen la geometría del espacio. Las distancias de los muros, plafones y nichos en muros se rigen por la medida de la cuadricula.
Al acceder al proyecto, un gran arte circular en metal rojo recibe al
usuario acompañado de una banca de madera y piel que viene flotada a piso y
crea la sala de espera. El comedor se viste de negro por medio de un muro de
mármol marquina, proveniente de minas de mármol mexicano, con dos grandes artes
que le dan una personalidad sobria, pero al mismo tiempo juguetona al proyecto.
Los espacios multisensoriales se logran por medio de distintos ambientes
gracias a los juegos de iluminación y a los cambios de escalas en las alturas y
colores de los plafones.
La celosía se adentra hasta la recamara principal, la cual se convierte
en un espacio que lleva el mismo hilo conductor de diseño en todo el proyecto.
Un muro de mármol marquina colocado en piezas verticales con un trabajo de
desbastes y entrecalles visten el muro de atrás de la cama, acompañado de papel
tapiz en lino y cortinas con diferentes texturas para darle un toque más cálido
a la habitación. Se logra un ambiente de confort y elegancia, sin perder la
comodidad.
Fotografía: Manolo Sierra
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