“¿Cómo hablar de lo que no sabemos? La duda busca respuestas y la reflexión es el instrumento que diluye la ambigüedad. De igual forma se puede decir que el conocimiento sobre lo incierto nos permite alejarnos de los dogmas y la certeza, para abrir la discusión a la contingencia y a lo indefinido de manera productiva”
Marcelo Espinosa, miembro del equipo de trabajo de la XXI Bienal de Arquitectura de Nuevo León
Dos
mil veintiuno, año impar, año de Bienal. Desde hace cuarenta y dos años en
Monterrey se celebra la bienal de arquitectura más antigua del país y en los
meses de septiembre y octubre de este año toca el turno a la bienal número
veintiuno que por primera vez se lleva a cabo en condiciones especiales. Si
bien durante las primeras diecinueve ediciones el evento estaba enfocado en
premiar a las mejores obras de arquitectura a partir de la edición número XX se
buscó incentivar el diálogo, la reflexión, el análisis de la situación que en
ese momento vivía la ciudad y su arquitectura. El evento sentó un precedente,
fue más que una cena de premiación, ya que durante un mes entero se llevaron a
cabo una serie de actividades que permitieron analizar que era lo urgente, lo
alterno y lo posible en el estado de Nuevo León.
Hoy,
en plena pandemia, la bienal debe volver a reinventarse y adaptarse a un año
incierto en muchos sentidos. El equipo que en esta ocasión dirige el evento, liderados por Miguel Ángel López como presidente del Colegio de arquitectos de
Nuevo León, ha planteado que debe reflexionarse sobre la incertidumbre de los
tiempos actuales.
Incertidumbre/Certidumbre
En
este nuevo formato de pandemia la bienal navegará entre lo virtual y lo físico,
entre el encuentro y la exploración personal de las ideas. Seguirá teniendo
como eje central el análisis y la reflexión en formatos variados que permitan
ajustarse dependiendo de las condiciones del semáforo de sanitario que en ese
momento esté declarado. Así la exposición de los proyectos se hará por medio de
una instalación de maquetas volumétricas que los representen y funcionará como
interfase física hacia una amplia y compleja plataforma virtual de exhibición
de las obras participantes.
Cada
proyecto participante debe de inicio reflexionar sobre como responde y da
certidumbre ante el ambiente de incertidumbre que actualmente vive el mundo y
esto generará una serie de categorías museográficas que permitirán leer como
nuestra arquitectura actual se adapta o puede adaptarse a las condiciones
post pandemia. Así la exhibición de los proyectos y la reflexión sobre los
mismos puede verse desde la seguridad de una computadora o por medio del
encuentro seguro en el lugar sede.
Nuevamente
la participación está abierta, en varias categorías, a todas las disciplinas
del diseño, especialmente las que tratan de interiorismo, además como ya es
costumbre pueden participar obras fuera de Nuevo León de profesionales de la
arquitectura locales y obra construida en la entidad de arquitectas y
arquitectos del resto de México y el mundo. Esto permite tener un panorama de
proyectos más amplio para entender la situación actual de la práctica en el estado.
Una
serie de conferencias y mesas redondas en formato híbrido abundarán sobre
puntos específicos de la temática como la realidad de la práctica y la
academia, las consecuencias de los fenómenos actuales en las ciudades y la
nueva definición del objeto arquitectónico contemporáneo a partir de eso.
Actores y pensadores del ámbito local y nacional se darán cita durante todo un
mes de discusión y reflexión. Por primera vez, a fin de brindar más seguridad
sanitaria a los visitantes muchas de las actividades se realizarán al aire
libre permitiendo con esto involucrar de manera física a la ciudad dejando de
ser un objeto de análisis en una sala de conferencias para ser el foro directo
de reflexión.
La
bienal va a suceder, seguramente será un evento de más alcance que el realizado
hace dos años y debe preparar el camino para que en futuras ediciones busque permear a todo el noreste de México y Valle de Texas. La bienal debe tender a
realizar un análisis sobre lo regional y las dinámicas que permiten que la
práctica de la arquitectura se de en este marco geográfico más amplio, además debe reflexionar no sólo sobre el trabajo de los arquitectos, sino también de
toda disciplina que aporte a la construcción de ese espacio colectivo del ser
humano que llamamos ciudad y de estas reflexiones emerjan soluciones que
permitan mejorar nuestro entorno construido.
Puede
consultarse más sobre el evento en: XXI Bienal de Arquitectura de Nuevo León
¿Cómo pensar en el futuro tratando de entender el presente? ¿Cómo es posible predecir o planear para el futuro si no se puede determinar el presente? Incertidumbre, ambigüedad, indefinición, serán nuevas palabras dentro del vocabulario arquitectónico y urbano del siglo XXI, hay que empezar a entenderlas.
Marcelo Espinosa, miembro del equipo de trabajo de la XXI Bienal de Arquitectura de Nuevo León
Fotografía: Cortesía del Colegio de Arquitectos de Nuevo León
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