En K’inam la organización espacial favorece el encuentro entre los habitantes y el descubrimiento de diferentes escalas, perspectivas y ambientes, sin menoscabo de la privacidad e intimidad que cada quien requiera.
El conjunto está localizado en un terreno
romboidal y plano de 2,000 m2 en el norte de la ciudad de Mérida. Su diseño está
dirigido al usuario joven de edad o de espíritu, que sigue su propio camino sin
copiar ni acomodarse a estilos o formas repetidas hasta el cansancio. No busca
la réplica de la casa típica o familiar sino espacios con carácter y expresión
propios, desenfadados y prácticos.
Como
consecuencia de la disposición y configuración de los volúmenes, las sombras y
las penumbras en aparente quietud aunque siempre cambiantes a lo largo del día
y del año, se marcan con firmeza, contrastando con el vaivén constante de
aquellas proyectadas por las hojas de los árboles en movimiento rítmico al son
de la brisa meridana.
La textura y
el color del conjunto son el resultado de la expresión propia de los materiales
que se expresan, prístinos y sinceros, sin necesidad de máscaras o maquillajes
que pretendan vanamente esconder errores e imperfecciones.
Emergentes del
volumen mismo, esbeltos aleros de concreto complementados con membranas de
mallasombra, permean la vista al exterior y dejan pasar hacia el interior los
vientos dominantes previamente refrescados y humedecidos por los árboles
circundantes mientras dejan afuera el sol del trópico.
Hacia
el interior y contrastando con el envolvente, los contenidos son tersos y sensuales
impregnados con vibrantes colores que reflejan su calidez en las estancias y
recámaras aportando alegría y confort a sus hábitat.
Fotografía: Tamara Uribe Manzanilla
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