En conjunto con el Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) y en colaboración con las firmas de
arquitectura; Muñoz Arquitectos, Quesnel Arquitectos, Alejandro Medina
Arquitectura y Reyes Ríos + Larraín Arquitectos, se dio forma a un nuevo edificio
en el centro de Mérida que resguarda la historia de la música de México.
El diseño arquitectónico del Palacio de la Música Mexicana se define como la inserción de un edificio moderno y sensible a su contexto físico de gran valor histórico. Por su ubicación, pero sobre todo por su programa de usos de vocación ampliamente social, tiene desde su concepción como edificio público, la oportunidad, el potencial de revitalizar y regenerar la zona del centro histórico de Mérida.
La volumetría, el lenguaje arquitectónico y la selección de materiales son el resultado de un trabajo de propuestas y consensos con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien elaboró los criterios generales de arquitectura específicos para este edificio.
El conjunto invita a la libre circulación de los peatones en sus espacios comunes. Permite la articulación peatonal y espacial entre el antiguo callejón del congreso con la plaza Hidalgo, así́ como la creación de un nuevo corredor entre el nuevo edificio y el templo de la tercera orden del siglo XVII. Este nuevo corredor es también un espacio ajardinado que permite una apreciación favorable del templo colonial contiguo, abriendo vistas francas hacia el muro de piedra colindante y la cúpula de dicho monumento histórico.
El Palacio de la Música Mexicana se compone de dos cuerpos suspendidos a nivel de calle, unidos al sótano y niveles superiores. Hacia el exterior, los volúmenes en su gran mayoría son macizos y se dividen a su vez en dos partes: un basamento de placas de piedra caliza de la región y un paño superior recubierto de la misma piedra en dimensiones menores, sujetadas con un sistema de fachada ventilada que permite un doble amortiguamiento de ruido y ser térmico.
A nivel del sótano, el recinto consta con el Museo interactivo-multimedia de la Música Popular Mexicana, donde su exhibición se divide en ocho salas, cada una desarrollando temáticas de la evolución de la música. A nivel de calle, el edificio es prácticamente una planta de libre circulación peatonal donde se encuentran los accesos para el propio museo. El “Patio de las Cuerdas” de trazo curvo que responde a la vocación acústica para dar cabida a eventos programados o espontáneos. Ocupando los niveles primero y segundo se encuentra la sala de conciertos que tiene características acústicas de alto nivel, funcionando como un gran estudio de grabación.
La calidad del espacio, tanto interior y exterior, así como el cuidado en su composición y relación urbana y arquitectónica, son premisas esenciales en el diseño del Palacio de la Música Mexicana. De esta forma se establece un precedente inédito en Yucatán sobre la forma en que un edificio público puede contribuir a la revitalización del espacio urbano.
Fotografía por Onnis Luque, Cielito Drone y Pim Schalkwijk
*Con información cortesía de Muñoz arquitectos
www.munozarquitectos.com
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