Diseñando nuestra leyenda negra


Por: Franz Teuscher
Quien no conoce su historia corre el grave riesgo de repetir sus errores, y tal parece que los mexicanos no somos admiradores de la nuestra. Esta falta de conciencia nos condena a seguir repitiendo patrones añejos y sobre todo de retroceso.


Nuestra primera leyenda negra internacional relata el intercambio que hacían los españoles con los habitantes originarios de lo que hoy es México. Intercambiaban cuentas de colores, cascabeles y espejitos por adornos de oro que los nativos portaban. Todo un negociazo de los europeos a costa del inexperto nativo.

Ahora, 500 años después y en pleno 2014, con la globalización, el conocimiento y la cultura visual que tenemos al alcance con solo un clic en Internet, es increíble cómo algunas personas aún se dejan engañar y pagan fuertes sumas económicas creyendo que— por una decisión malinchista—obtendrán un mejor trabajo que el que podrían conseguir en su propio país. Tal es el caso del rediseño de la identidad gráfica del Tecnológico de Monterrey.




Esta prestigiosa institución educativa contrató los servicios de la agencia neoyorquina Chermayeff & Geismar & Haviv, quienes también han sido responsables de identidades famosas como las de National Geographic, Mobil, Univisión y el MoMA, lo que supondría un diseño digno y de valor para el Tecnológico de Monterrey.

Lamentablemente, el resultado no fue el esperado. La nueva identidad ha sido severamente criticada por diseñadores y alumnos.





Lo que por tantos años le dio identidad a esta academia, con un logotipo lleno de simbolismos y connotaciones, ahora se reduce a un logotipo básico, simplista y mal resuelto, que a juzgar por los expertos no es digno ni del prestigiado despacho, ni del Tecnológico de Monterrey.

Aunque no se necesita ser un experto en diseño para percatarse de que la nueva identidad carece justo de eso; de ser una identidad propia, ya que muestra gran similitud a la de Banco Santander, Pantene y la Universidad de Nueva York, creada coincidentemente por la misma agencia.




Al analizar este cambio, nos damos cuenta de que los encargados del proyecto en el Tecnológico de Monterrey olvidaron su responsabilidad con la institución y sus alumnos, al creer que por encargar este trabajo en el extranjero obtendrían un diseño único y exitoso.




El Tecnológico de Monterrey dice creer en México, en sus comunidades y en su gente, en la diversidad cultural que nos enriquece, en nuestra historia, pero, sobre todo, están convencidos de que hay que participar activamente en la construcción de nuestro futuro.   Entonces, ¿por qué contratar a un despacho extranjero para la creación de una imagen nueva?, ¿por qué no explotar el talento de sus egresados, de los profesionales en el ámbito gráfico de Nuevo León o de cualquier parte de México?

El Tecnológico de Monterrey tiene una difícil tarea de introspección, pues debe analizar a fondo la incongruencia entre lo que profesan como institución hacia México, su comunidad y sus alumnos, y las decisiones poco afortunadas y que apuestan por otro país y no por el talento nacional, que se tomaron en este caso.





Imágenes: Cortesía de DesignCenter TM


1 comentario:

  1. El pebetero con la flama corresponde, mas cercano, a los juegos olímpicos. Es cierto es parte del emblema original, pero existen otros elementos que son importantes en la construcción del significado: el libro y los elementos de laboratorio e ingeniería.
    La aportación del despacho neoyorquino es pobre.
    Pero recordemos: la decisión debe ser tomada siempre por juicios capaces y eso no lo tiene las autoridades del TEC.
    Luis Almeida

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