París, 12 de marzo de 1613



Por: Gerardo Cantú
Es un día excelente para reconocer la trascendental influencia del Maestro Le Notre a través de los años, llevando a la vida el ímpetu majestuoso del trazado formal en la jardinería. Paisajista que venció el temor de dictaminar irrespetuosamente el amable crecimiento desordenado de la naturaleza. Inmerso en un mundo sofisticado dotado de una estética perspectiva del paisaje, introdujo complicadas secuencias de temas en sus jardines, creaciones que enamoran al populo mundano interesado en la estética de lo perfecto.

André Le Notre nace el 12 de marzo de 1613, joven multidisciplinario quien fue instruido mayormente por Claude Mollet, jardinero y constructor de jardines formales en el siglo XVII.
El Rey de los Jardineros se forjó en un ambiente extenso en el cual estudio matemáticas, pintura y arquitectura, bases que definirían el refinado gusto para crear ostentosos y monumentales espacios verdes.

Inició su prolífica carrera sirviendo a Luis XIV, adornando los castillos más impresionantes de la época como Vaux-Le-Vicomte, Chantilly y Versalles, para muchos la exquisita plenitud del genio para transmitir un trazado de jardines excepcionales, acompañado esto con su famosa concepción de fuentes y proveeduría de agua lejana y complicada que hasta la fecha y del mismo mododa vida a canales, fuentes y jardines del lugar.



André Le Notre
 
Siempre será necesario explotar el genio de un operador artístico a través de la mente sofisticada y no menos conceptual de un excéntrico mecenas y que mejor el que aplicó para él en esa época. Presente la admiración-odio que Luis XIV tenía con su ministro de finanzas Nicolás Fouquet, quien de manera definitiva es el verdadero unificador de gustos al ensamblar en el ostentoso castillo que posterior mente arrebato el Rey después de haber comprobado la malversación de fondos de la república a través del adinerado ministro. 

Fouquet contrató para el diseño y construcción del hermosísimo Vaux-Le-Vicomte como arquitecto a Louis Le Vau, al magnífico pintor Charles Le Brun y al joven paisajista Le Notre, lo curioso es que posteriormente después de encarcelar a Fouquet,  Luis XIV inconsciente o consiente de su secreta admiración por el gusto emblemático de Nicolás Fouquet, contrata la misma terna para realizar el imponente Versalles.


El castillo tiene una planeación mitológica y romántica, la cual combina preciosas fuentes con setos floridos, pintados por la estación correspondiente, inyectado de plantas y árboles imposibles de sostener sin La Orangerie. La profundidad de Latona enmarcada por una marialuisa naturalmente arbolada y verde, árboles caducifolios, grandes Platanes en general, 800 ha. eficazmente formales. 

Los diseños de Le Notre siempre desafiaron los límites, al hacer sustentables espacios públicos a gran escala, consciente que el jardín de un Rey no debería de tener límites.Es difícil saber a quién darle las gracias por todo esto, definitivamente Le Notre venía de un linaje de jardineros, pero fue Fouquet el que lo catapultó para que Luis XIV incitara hasta la cumbre de la estética natural.


 
Fotografía: cortesía de Gerardo Cantú

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