Un proyecto de rescate de una de las pocas casas de madera originales que quedan en la Isla de Holbox, para adaptarla a una taquería, mezcalería y boutique de artesanías.
Holbox ha tenido un gran auge turístico durante los
últimos años que, aunado a la falta de protección de su patrimonio
arquitectónico, ha provocado la pérdida de las edificaciones tradicionales de
madera que caracterizaban al poblado, reemplazándolas por tipologías importadas
de otros destinos populares de playa. El objetivo de la intervención fue evidenciar
este fenómeno, demostrar que las tipologías tradicionales tienen la capacidad
para alojar nuevos usos y devolverles a los pobladores originales un poco de la
memoria del lugar en el que crecieron.
El predio se ubica en una de las esquinas que contienen
la plaza cívica del poblado, y era usada como almacén de un negocio aledaño. La
intervención consistió en desmantelar todos los agregados que había sufrido
tanto la cabaña como el patio trasero. Una vez despejada el área de
intervención, se reemplazaron las piezas perdidas y/o dañadas de la cabaña
original, para dentro de ella ubicar la boutique de artesanías y la colección
de mezcales.
Al fondo del predio se construyó un volumen nuevo que
alberga las barras de alimentos y bebidas, el cual se definió a partir de las
características de la cabaña pre-existente, pero que se manifiesta
contemporáneo desde su materialidad. Entre ambas construcciones se generó un
patio abierto con acceso directo desde la calle en el que se ubicó a los
comensales, un pequeño escenario para música en vivo y los sanitarios, mismo
que se reforestó con especies endémicas de la isla que les aportaran sombra y
frescura a los visitantes.
En cuanto a materialidad, los muros, trabes y columnas
de madera de la cabaña recibieron una técnica de pintura realizada por la dueña
en la que las partes hundidas de las piezas de madera se rellenaron con un
color que iguala el tono del mar de la isla. Para las cubiertas se utilizó la
misma lámina de acero galvanizado propia de la tipología original, misma que se
recubrió en su exterior con una membrana que ayuda a minimizar la insolación.
Los volúmenes nuevos se hicieron de mampostería con estuco de chukum.
Los pisos y muebles fijos se hicieron con un concreto
al que se le agregaron conchas y caracoles del lugar que se evidenciaron al
momento de desbastarlos. Las puertas y ventanas se hicieron con louvers de
madera fijos que permiten una ventilación cruzada constante. Los espacios
exteriores se dejaron permeables con arena natural. Para contener el patio se
construyó una albarrada de piedra de 90 cm de altura, misma que era utilizada
para marcar los límites de las casas originales.
Fotografías:
Leo Espinosa
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