Haciendo cuentas, llevamos 18 años de visitar el Salone del Mobile desde que se mudó al recinto de Rho y 11 de venir siempre muy bien acompañados con queridos amigos y atletas del design. Cada aventura es diferente y de ésta, la más reciente, les presentamos un resumen.
Visitar la
semana de diseño de Milán es para nosotros una de las magníficas oportunidades
que tenemos para aprender sobre este maravilloso mundillo que tanto nos gusta. Cada visita se transforma en una aventura de análisis, reflexión y
evaluación colectiva que se eleva a más de la 15ava potencia con los ojos y
capturas de cada uno de los que forman y se suman al grupo.
Como
tuvimos la oportunidad de platicarlo en más de una ocasión, la semana de diseño
de Milán se presenta como un enorme buffet en el que si no se tiene cuidado se corre
el peligro de atragantarse o como se dice en nuestro pueblo: quedarse como el
perrito de las mil tortas. Hay que llegar con un plan y ser muy organizado para
cumplir con los objetivos, es muy claro que el objetivo a cumplir es con uno
mismo y no por mucho caminar se logra abarcar todo.
Ser parte
de la semana de diseño de Milán año con año da la oportunidad de comenzar a entender
cuáles son los aperitivos más sabrosos, de qué tamaño queremos que sean las entradas
y lo que definitivamente no se debe uno perder como plato principal. Los
postres son interminables, pero hay que tratar de no engolosinarse para evitar “il male del maiale” y hacer de la experiencia algo memorable.
Les compartimos
una selección del banquete que disfrutamos este año y aprovechamos para
agradecer a todos los que nos acompañaron en cada paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario