Una casa familiar que se transforma en un refugio, para un habitante, una casa para vivir.
El proyecto toma como base una casa de la década
de los sesenta, evolucionando en una casa para la vida actual, un espacio calmo
de relajación y disfrute. Se comenzó limpiando
el programa arquitectónico pre-existente; eliminando los espacios que no serían
utilizados (bodega, una habitación intermedia y pórtico de acceso). Se generan dos patios interiores para
iluminar y ventilar mejor la casa.
La habitación principal crece en tamaño para
albergar un espacio de home-office.
Hacia el norte se crea una terraza que sirve de transición entre el
espacio interior y exterior, integrando sala-comedor y habitación principal con
la piscina y los jardines. Se genera una cubierta mixta en la terraza para
techar el espacio y generar superficies semi sombreadas en la alberca. Se
agregan contenciones de vegetación en los espacios exteriores.
En cuanto a programa arquitectónico se genera un
baño nuevo, para la habitación de invitados y visitas. De igual manera se
agrega un volumen en contacto con la vialidad para albergar la cochera, área de
lavado y bodegas. Se genera una secuencia de acceso; un vestíbulo exterior y un
vestíbulo interior interconectados por un patio seco. La paleta de materiales
se torna sobria, contrastando elementos pétreos con texturas de colores
neutros.
Fotografía: Manolo R. Solís
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