La casa se encuentra en Zihuatanejo en un cerro a más de cien metros de altitud sobre el nivel del mar, por lo que goza de vistas privilegiadas al océano pacífico.
Consta de tres niveles que se terracean adaptándose a la
topografía del terreno. Así logrando un conjunto de volúmenes entrelazados que
generan un movimiento y juego en las fachadas que se integra de manera muy
natural a su contexto.
Se accede a la casa por el nivel intermedio donde se
encuentran las áreas de convivencia, el
usuario puede descender a la planta baja donde se encuentran las recamaras o subir a la planta alta al estudio. El proyecto explora la idea de integrar el
espacio exterior con el interior y a la vez que sea muy versátil y pueda
adaptarse a las necesidades del clima.
La estancia y comedor se abren para
enmarcar la vista al océano pacifico y hacer un espacio continuo con las
terrazas exteriores, y así mismo tiene
la posibilidad de cerrarse con un sistema de canceles y lograr hermetizarse del
clima exterior sin perder la sensación de apertura visual.
Se utilizan materiales tradicionales de construcción de la región como
muros de mampostería y piedra braza, vigas de palma, aplanados rústicos,
detalles de zoclos y tapetes de piedras de rio típico del estilo Zihuatanejo.
Además se implementan materiales más contemporáneos como vigas de acero y pisos
de madera ip, consecuentemente se logra la integración a la naturaleza por la
gama cromática del contexto.
El diseño arquitectónico es propio de la observación y entendimiento de
su topografía, contexto y vistas.
Fotografía: César Belio
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