Por Marcos Betanzos @MBetanzos
Con su llegada, el estado vive la víspera de la incertidumbre y la confrontación por el ajuste de cuentas en deudas y golpeteos políticos en muchísimos frentes, uno en particular resalta puesto que poco o nada parece preocupar al futuro gobernador: la agenda cultural. ¿Podrá entender quien llegará al gobierno, de qué va esto y qué implica ese amplio panorama que en años recientes viajó de la mano de la arquitectura? El futuro es pesimista.
Y es que, en el rubro de la cultura, hasta el momento no hay una directriz visible para el gobierno entrante; sin embargo, la lógica más simple indica que este tópico no será un lugar para realizar apuestas mayores, y la continuidad de cualquier esfuerzo precedente no será una ruta fácil a seguir. Al menos en el escenario de la campaña política, eso era lo visible.
Ya sabemos: a la administración saliente encabezada por Graco Ramirez mucho puede cuestionársele, pero sin duda uno de sus arietes para legitimarse fue justo, su andamiaje cultural y arquitectónico que deja como legado obras que forman parte de un Plan Maestro confeccionado con la finalidad de detonar sectores estratégicos en la ciudad y que hoy tiene como consecuencia arquitecturas que son reconocidas por su trascendencia en el estado y en particular en la ciudad de Cuernavaca, mención particular merece su proceso de gestación: en la mayoría proyectos y propuestas procedentes de concursos arquitectónicos.
Así se consolidó un destino arquitectónico no previsto, que comenzó con la presencia de La tallera de Frida Escobedo, siguió el Centro Cultural Teopanzolco de Isaac Broid y Productora, el centro comunitario Los chocolates del Taller Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo, y finalmente el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano (MMAC), obra de Javier Sánchez y Aisha Ballesteros. Este último, el más ambicioso en sus alcances planteados como retribución a la ciudad; lectura y aportaciones a su contexto e indudablemente el mejor logrado en su lógica y calidad constructiva.
Sin embargo, la espera valió la pena. La proeza constructiva, acompañó sin traicionar la dicotomía planteada inicialmente por Javier Sánchez al cuestionar los límites entre el museo y la ciudad; la traducción de su planteamiento conceptual en la estrategia de diseño, no solo fue acertada sino contundente al lograr el desvanecimiento programado.
La primera obra de JSa en el estado, arroja como resultado el espacio de exhibición más grande del estado de Morelos, distribuido en dos salas para exposiciones temporales, un foro abierto, una biblioteca, un jardín escultórico y diversos talleres para programas públicos. Con todos los espacios, regularmente colmados, el lugar se ha convertido en una visita obligada. Para muchos locales, un segundo hogar.
Daniel Innerarity, escribe que los conflictos se vuelven irresolubles cuando caen en manos de quienes los defienden de manera tosca y simplificada. Teniendo a un exfutbolista que se caracterizó por todo lo bueno menos por su diplomacia: ¿Qué podemos esperar? Quiero pensar de forma optimista: ojalá que la buena arquitectura resista este tipo de patadas. Merece prevalecer y salir ilesa.
Fotografía cortesía de Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto,
fotógrafo y profesor de cátedra en el Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe
y CENTRO. Becario FONCA 2012-213, socio y fundador de FUNDAMENTAL, taller de
arquitectura, paisaje y urbanismo.
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