La formación académica y profesional de un diseñador es difícil. Cuando estudiamos, es como la adolescencia, donde dolemos de muchas cosas físicas y emocionales, cambiando nuestras perspectivas de acuerdo a lo que vamos aprendiendo en clase o lo que vamos conociendo. La inmediatez que se puede generar del sentir que “somos diseñadores” desde antes de habernos graduado, hace fácil que nos reinventamos constantemente y busquemos una auto-definición apresurada en un estilo, con el objetivo de generar una identidad “autentica”.
A poco más
de 5 años de haberme graduado, mis consejos para los jóvenes creativos siempre
vienen de los golpes que recibí saliendo de la universidad y emprendiendo una
vida profesional como diseñador. En esta serie de artículos que estaré
escribiendo en esta nueva columna para Podio, buscaré profundizar en las
experiencias que estos golpes me dejaron y cómo han moldeado mi visión sobre el
diseño desde diferentes perspectivas personales, profesionales y económicas. Se
podría resumir en compartir las cosas que nadie me dijo cuando estudiaba, cosas
que tuve que aprender por mi cuenta o con la ayuda de distintos mentores,
clientes y colegas.
Conectar
los puntos sería una buena forma de explicarlo, aquella clase de mercadotecnia
o las físicas que reprobé, todo tiene un valor cuando lo conectas y ves desde
otra perspectiva. Lo más valioso que puedes tener en una educación de diseño
son las materias que no son específicamente de diseño, ya que al salir al campo
laboral vas a tratar con muchas más personas, no-designers, de las que te
puedes imaginar, y si no comienzas temprano a entender cómo desenvolverte en
estos ambientes, tendrás que aprender a golpes como hacerlo.
Salir de
la universidad sin un trabajo fijo es otro duro golpe, todo el proceso de
búsqueda de empleo o el comienzo de ejercer como freelancer, son ambos igual de
difíciles, más si no te encargas desde mucho antes de graduarte en comenzar a
generar un portafolio y la experiencia laboral suficiente para ser buen
candidato a un trabajo en el área. Las prácticas profesionales también son claves para
poder abrirte puertas ya que no hay nada que hable mejor de tu trabajo que el
haber ejercido en un ambiente real, con clientes reales, y sobre todo,
aprendiendo de la realidad del mercado del diseño.
Fotografías
por Jorge Diego Etienne
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