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Mathias Goeritz y la invención de la arquitectura emocional

Por Eugenia González @eugeniagg y Lorenzo Díaz @lorenzodiaz
Se han cumplido, justo el día de ayer, 100 años del nacimiento de Mathias Goeritz. Este trece de abril concluirá la exhibición que a propósito del centenario se presentó en el Museo Reina Sofía en Madrid y que a partir de mayo se podrá ver en la Ciudad de México.

Como nunca antes se han reunido una importante cantidad de piezas, dibujos y documentación de este destacado artista mexicano por convicción, un pilar sin lugar a dudas del arte y la arquitectura en México de la segunda mitad del siglo XX. De una creatividad inagotable Mathias, además de ser un gran autopromotor, impulsó sus conceptos de avanzada en el arte junto con el de sus colegas y sobre todo su círculo de amigos, creando así un momento único en México.

Desde su llegada a nuestro país, contratado por el arquitecto Díaz Morales para la naciente escuela de arquitectura en Guadalajara, pasando por su importante participación en las Olimpiadas Culturales del 68 y hasta la conclusión de su Museo Experimental El Eco, sin duda la piedra angular de su visión sobre la que se ha dado por llamar “arquitectura emocional”, la visión de Goeritz sobre la expresión plástica cambió la enseñanza y la praxis de la arquitectura en el México moderno.

Su cercanía a Luis Barragán, que amargamente terminara en un inútil pleito alrededor de las Torres de Ciudad Satélite, resultó en una fructuosa colaboración que dejó una huella indeleble. Empapado en los círculos de la nomenclatura artística e intelectual de su época, Goeritz actuó como un promotor y un fuerte catalizador. Cercano a los jóvenes impulsó siempre la visión tan particular que lo formó desde sus años mozos en Berlín para luego migrar a España, razón por la que la muestra se presenta en el Reina Sofía, y llegar a México, tierra de la que se enamoró y que hizo propia.

Relegado en los últimos 25 años este hombre clave para entender la arquitectura y el arte  contemporáneos en México está siendo poco a poco rescatado del olvido, esta muestra enriquece el impulso y resulta referencia imperdible.

Fotografías por Lorenzo Díaz