Por: Mariangel Coghlan @CoghlanM
La sinergia que se crea alrededor de la Milan Design Week es una muestra ejemplar de lo que el trabajo es capaz de lograr cuando se dirige a la consecución de un objetivo específico que contempla el bien común.
En mis viajes anteriores a Milán lo que más me entusiasmaba era la visita a la sede oficial de la feria del mueble: Salone Internazionale del Mobile. Sin embargo, esta feria es sólo una parte muy importante de la Milan Design Week. En días pasados pude apreciar y disfrutar en conjunto lo que esta semana del diseño en Milán ofrece.
El recinto ferial diseñado por Massimiliano Fuksas e inaugurado hace nueve años es, en sí mismo, una propuesta fascinante. Si a esto le sumamos un cielo azul y despejado, con días soleados y visibilidad a los Alpes —como me ocurrió—, la experiencia es inolvidable.
La feria está organizada en 24 pabellones. Evidentemente, sería imposible recorrerlos todos pausadamente, por lo que con anticipación estudié los que más me interesaban ver y seleccioné los que mostraban las principales firmas de vanguardia. Especialmente me gustaron Poltrona Frau, DEDON, Missoni, Minotti y MDF.
Hay pabellones donde los productos son exhibidos en espacios especialmente ambientados; en algunos casos los stands incluían áreas verdes a manera de jardines interiores. De esas áreas me gustó mucho las propuestas de Flou. La calidad de los diseños y la excelente ejecución de la manufactura son muy altas, pero lo que más atrae mi atención es la “unidad” del conjunto, fruto de un concepto claro y específico, apoyado por una iluminación bien estudiada, una distribución muy acertada, donde todos los detalles son cuidadosamente elegidos; como es la selección de la música adecuada para el especio en cuestión.
Como buena amante de la cocina, visité los pabellones dedicados a este tema: EuroCucine. Fue un placer recorrer este espacio, sus propuestas son fascinantes: la audacia en colores y materiales, la economía de espacios, la belleza de lo antiguo con funcionalidad contemporánea: las cocinas están adquiriendo tales rasgos que nos hacen olvidar su función primera.
La diversidad de pabellones muestran un continuo gigantesco de posibilidades estéticas que ofrece el diseño de muebles: desde lo clásico hasta lo contemporáneo, desde lo trivial e insignificante hasta lo fundamental y permanente, de lo kitsch (exaltación del mal gusto) a lo occidentalmente reconocido como hermoso; además, un pabellón dedicado a dove vivono gli architetti (con imágenes, maquetas y videos que muestran la forma en la que viven 8 arquitectos); y el Salone Satellite: rincón de los nuevos talentos.
Paralelamente a todo lo que ocurre en el recinto ferial, se llevan a cabo en Milán una gran variedad de actividades en torno al diseño. A todas estas actividades, que son también parte de la Milan Design Week, se les conoce como “Fuori Salone” (fuera del Salone Internazionale del Mobile).
La Zona Tortona, conformada por viejos almacenes que comúnmente fueron utilizados como estudios cinematográficos, es una de las opciones más interesantes del Fuori Salone. A través de los años ha pasado de ser una zona “alternativa” del diseño a una zona muy consolidada.
De Tortona en especial me gustó el espacio de Moooi, marca holandesa liderada por Marcel Wanders: una bodega de dimensiones espectaculares donde el espacio es dividido por reproducciones fotográficas de varios metros de superficie. Cada sección, acotada por las fotografías, muestra una opción de mobiliario que versa entre lo retro y lo contemporáneo. La sensación general del showroom de Moooi es la de un museo renacentista cuyas obras son el “espacio mismo” en una línea atemporal de la historia.
La zona de Ventura/Lambrate es la más nueva de las iniciativas de la Milan Design Week; está cumpliendo apenas cuatro años. Lo más atractivo fue ver el trabajo de muchos jóvenes talentosos dentro de los cuales, seguramente, surgirán los grandes nombres del diseño mundial.
La Triennale Design Museum es un mueso en Milán dedicado al diseño; el cual, durante la Milan Design Week, se une de manera especial a todas las actividades que ocurren en la ciudad. Además de las salas permanentes, para esta semana se presentan exposiciones que exaltan lo más actual del diseño internacional. La que consideré más impactante de las exposiciones temporales fue la instalación titulada Light is time, montada por la compañía de relojes Citizen, la cual consistía, entre otras cosas, de 80,000 pequeñas piezas de relojes (engranes, tornillos, manecillas…) suspendidas del techo. Uno sentía estar bajo una lluvia cuyas gotas eran el tiempo y la luz.
Los showrooms de las grandes firmas de prestigio en el centro de Milán durante la Milan Design Week están de manteles largos; visitarlos en esos días es imprescindible para comprender la parte más cotidiana del comercio y el diseño del mueble en Milán.
El ámbito académico no se queda al margen durante la Milan Design Week; se encuentra dignamente representado por la Universitá degli Studi di Milano, en cuyo campus se exponen diversas instalaciones y exposiciones de algunos de los diseñadores o empresas de vanguardia en el medio.
Distintas áreas de la ciudad; innumerable cantidad de empresas privadas, públicas y gubernamentales; desde los diseñadores más inexpertos a los nombres más importantes del escenario internacional; en un recinto ferial de dimensiones descomunales, en bodegas abandonadas, espacios para la filmación cinematográfica, museos, showrooms; todo con un solo enfoque: mostrar el mejor diseño del mundo, lo más actual, lo más fresco, lo más auténtico, lo más perfecto. La Milan Design Week es, sin lugar a dudas, la sede olímpica del diseño mundial.
Mariangel Coghlan |
Bien decía Gabriel García Márquez que “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Todos los días terminaban en una mesa abundante de pastas y vinos, donde la conversación con entrañables amigos sobre los recuerdos del día configuraban el matiz de nuestra vida; momentos en verdad memorables.
Comienzo, desde ahora, a contar los días para la próxima semana del diseño en Milán.
¡Hasta la próxima!
Fotografías: cortesía Mariangel Coghlan
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