Por: Eugenia González y Lorenzo Díaz
“La cocina en todas sus formas y estilos nunca debe dejar de
ser un hobby y una pasión para aquel que se dedica a ello.” H. Sato
Visitar León, Guanajuato es una experiencia
muy completa. Esta ciudad se ha ido transformando en uno de los principales
centros cosmopolitas de la región del bajío en nuestro país y tiene para
ofrecer una gran variedad de actividades culturales y recreativas de calidad
mundial. Recientemente tuvimos la oportunidad de disfrutar una experiencia 360°
donde la arquitectura, el interiorismo, la gastronomía y el servicio llevan el
nombre de SATO.
Este restaurante japonés pertenece a la gran
cadena Sushi Tai que tiene presencia en León, Irapuato y la Ciudad de México.
El espacio seleccionado para poner la joya de la corona es la recién remodelada
Casa de Piedra, un gran lugar en una de las zonas de mayor transformación
económica de León.
El proyecto estuvo dirigido por los talentosos
arquitectos Elisa Lerma, Octavio y Mariano Arreola, directores de Taller5
arquitectos, apoyados en sus colaboradores los arquitectos Julio Rivera y René
Torres. El director de Sushi Tai, el destacado empresario y restaurantero
Felipe Ytuarte, se apoyó en la experiencia de Taller5 arquitectos para
desarrollar un espacio que destaca por la calidad de todos los ingredientes que
lo forman.
Para recrear la atmósfera oriental requerida
para este espacio, el restaurante SATO tiene una paleta de color neutral que
destaca la sensualidad de todos los materiales que dan forma a su espacio
interior. El principal elemento es la madera de pino que con diferentes
tratamientos contiene todos los espacios. Todo el perímetro del ventanal está
rodeado por una jardinera sembrada con deliciosas plantas aromáticas que dan
color y variados perfumes a los clientes que disfrutan de la zona de planchas.
En todos los espacios se disfruta de la luz
natural durante el día y por la noche el diseño de la iluminación genera una
atmósfera cálida y sofisticada. En el
área de servicios la madera se moduló de
manera aleatoria para generar una celosía con paneles de 3 Form con una
delicada retícula formada por láminas de bambú finamente cortado en su sección
circular.
Dentro de las salas de baño se hizo un alto
contraste por medio de oscuridad y luces tenues que enfatizan los recorridos. Los
dos salones principales están conectados por una ligera frontera creada por un
desnivel y un espejo de agua con un planteamiento en planos seriados a base de láminas de piedra laja recreando
un horizonte rocoso, este paisaje es
enmarcado por un par columnas envueltas en tela haciendo gala de su fina
manufactura.
La barra principal sugiere la conexión de dos
áreas diferentes, su proporción alargada
se adecuó al burdo manejo de piedra corteza en modulaciones
cuadriculadas el cual dialoga constantemente con los laminados de madera gris y el dinámico trazo del papel
tapiz de los muros.
La dirección de la cocina está al mando del
chef Israel Gutiérrez quien se ha encargado de desarrollar un excelente menú
frío y caliente en el que se aprecian los frescos ingredientes cuidadosamente
seleccionados por la experimentada mano de Felipe y la sofisticada combinación
de sabores. El servicio ágil y atento de todo el equipo
es la cereza de este fantástico pastel de influencia oriental que invita a
disfrutar de su experiencia una y otra vez.
Fotografía: Eugenio González y Taller5 arquitectos
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