Aprendiendo a golpes

La formación académica y profesional de un diseñador es difícil. Cuando estudiamos, es como la adolescencia, donde dolemos de muchas cosas físicas y emocionales, cambiando nuestras perspectivas de acuerdo a lo que vamos aprendiendo en clase o lo que vamos conociendo. La inmediatez que se puede generar del sentir que “somos diseñadores” desde antes de habernos graduado, hace fácil que nos reinventamos constantemente y busquemos una auto-definición apresurada en un estilo, con el objetivo de generar una identidad “autentica”. 


Por Jorge Diego Etienne @jd_etienne
A poco más de 5 años de haberme graduado, mis consejos para los jóvenes creativos siempre vienen de los golpes que recibí saliendo de la universidad y emprendiendo una vida profesional como diseñador. En esta serie de artículos que estaré escribiendo en esta nueva columna para Podio, buscaré profundizar en las experiencias que estos golpes me dejaron y cómo han moldeado mi visión sobre el diseño desde diferentes perspectivas personales, profesionales y económicas. Se podría resumir en compartir las cosas que nadie me dijo cuando estudiaba, cosas que tuve que aprender por mi cuenta o con la ayuda de distintos mentores, clientes y colegas.


Aparte de cumplir 3 años con mi estudio de diseño en Monterrey, también estoy impartiendo por séptima ocasión clases en el Centro de Estudios Superiores de Diseño de Monterrey, CEDIM, donde mi misión principal con mis alumnos es intentar compartirles esas cosas que me hubiera gustado que un maestro me dijera a mí cuando estaba en su posición. Tengo especial interés en los jóvenes, busco dar el primer laboratorio de diseño para poder crear en ellos buenos hábitos que no solo les ayudarán en su carrera de estudiantes de diseño, también para el arranque de sus vidas profesionales.




Esto no es de ninguna forma una queja de la educación que recibí, tengo una gran apreciación por el Tec. de Monterrey, de donde recibí mi diploma de LDI, y también por las demás escuelas de diseño —un poco más reconocidas en el mundo del diseño— donde hice varios cursos. Siempre busqué complementar o ver más allá de lo que en clase mostraba e intentaba generar, conocimientos sobre el lado del diseño que siento que no se pueden aprender en un libro de texto o en una presentación del maestro. Las materias, concursos o proyectos que involucraban una empresa o una problemática real, eran oro para tener experiencias enriquecedoras, y así es como intenté aprovechar cada oportunidad que tuve.

Conectar los puntos sería una buena forma de explicarlo, aquella clase de mercadotecnia o las físicas que reprobé, todo tiene un valor cuando lo conectas y ves desde otra perspectiva. Lo más valioso que puedes tener en una educación de diseño son las materias que no son específicamente de diseño, ya que al salir al campo laboral vas a tratar con muchas más personas, no-designers, de las que te puedes imaginar, y si no comienzas temprano a entender cómo desenvolverte en estos ambientes, tendrás que aprender a golpes como hacerlo.

Salir de la universidad sin un trabajo fijo es otro duro golpe, todo el proceso de búsqueda de empleo o el comienzo de ejercer como freelancer, son ambos igual de difíciles, más si no te encargas desde mucho antes de graduarte en comenzar a generar un portafolio y la experiencia laboral suficiente para ser buen candidato a un trabajo en el área. Las prácticas profesionales también son claves para poder abrirte puertas ya que no hay nada que hable mejor de tu trabajo que el haber ejercido en un ambiente real, con clientes reales, y sobre todo, aprendiendo de la realidad del mercado del diseño.



En mi caso respondí a estos golpes haciendo la mayor cantidad de concursos posibles e invirtiendo mi limitado presupuesto en desarrollar algunos productos personales para comercializar bajo mi nombre, y así fue como poco a poco arrancó mi carrera como diseñador. La experiencia que tuve haciendo prácticas profesionales en Europa y realizando proyectos de investigación en Japón, me ayudaron a plantear cómo quería hacer diseño, y fue de esta manera que hace tres años abrí mi estudio, donde hasta la fecha sigo recibiendo —cada vez menos— algunos golpes que me dejan mucho aprendizaje.




La idea de este post no es sonar masoquista, pero la realidad es que de los golpes se aprende y si puedo ayudar a que mis alumnos, lectores y colegas eviten algunos o suavicen otros, compartiré mis consejos para los jóvenes creativos basados en las experiencias que me enseñaron las cosas que me hubiera gustado aprender o escuchar mientras estudiaba mi carrera de Diseño Industrial.













Fotografías por Jorge Diego Etienne




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