Por Marcos Betanzos @MBetanzos
Al menos en nuestro país ese parece
ser el paradigma a cuestionar por parte de muchos profesionales involucrados en
el rubro del diseño, la arquitectura, la cultura y las artes, los cuales
sometidos a grandes dosis de frustración han observado cómo sus ideas son
rechazadas constantemente o materializadas por otros agentes, bajo códigos y
vínculos más profesionalizados, con márgenes pequeños o inexistentes para la
improvisación. Cálculos precisos como métodos que acusan que aquellos que
concretan lo que idearon han abandonado su ímpetu
juvenil al actuar y se han convertido en agentes creativos tan eficaces
para llevar una buena idea al punto de convertirse en una plataforma de negocio
exitoso.