Su forma de ver el lenguaje arquitectónico del Siglo XXI renovó las ideas acerca de la ingeniería y del diseño del Y2K, con diversos materiales y objetos funcionales.Por: The Light Report @diezcompany
¿Cómo surgió la colaboración entre Alessandro Zambelli y Luceplan?
Fue
cuestión de afinidades de pensamiento y motivación. Siempre he visto a Luceplan
como un referente
en el mundo de la iluminación.
Además, admiro su forma de utilizar la luz con audacia, como si se tratara de
una lengua nueva. Me gusta que desarrollan proyectos sin temor a correr riesgos
y a experimentar; esa es también mi forma de
pensar. Planteo el uso de la luz con un enfoque experimental
y tecnológico. Digamos "suavizado” por gestos
poéticos y recuerdos que son parte de nuestra
experiencia y bagaje personal. Me entusiasma buscar lenguajes en común y los
resultados que se logran.
¿Cómo funciona la colección J-us y qué retos técnicos enfrentaste al desarrollarla?
J-us
utiliza un sistema de una pista electrificada novedosa en la que se fijan los
distintos brazos de la lámpara.
El principal reto fue encontrar una solución que nos permitiera realizar una
multipista electrificada vertical. Por otro lado, nos preocupaba garantizar un
montaje fácil
que se adaptara a una configuración diferente en todo momento. El añadido de
los brazos deslizantes y voladizos planteaba muchos problemas críticos porque
debía
de mantener un contacto constante. Se probaron muchas soluciones antes de
encontrar la versión ideal. Cada pequeño detalle
requería
mucha reflexión y pruebas, porque era totalmente nuevo.
En cuanto a la flexibilidad en las configuraciones, ¿qué materiales y técnicas específicas empleaste para lograrlo y cómo influyó su enfoque experimental en el resultado final?
Me
resulta difícil diseñar
un objeto, en este caso una nueva lámpara,
sin buscar un punto clave pasado para reinterpretarlo. Creo que eso es lo que
hace que un proyecto sea realmente único
e inexplorado. J-us es una interpretación del clásico candelabro o lámpara de
araña.
Pretende ser una forma de narrar la historia de un clásico,
completamente desligada de sus principios. Es un juego de negaciones. He
explorado otros mundos, sobre todo los relacionados con la tecnología, para
encontrar una nueva clave de interpretación.
¿Y cómo dotaste de nuevos principios a este candelabro reinterpretado?
La
intención era diseñar una lámpara sin
cables de alimentación a la vista. La solución fue la tecnología
de las placas de circuitos, una matriz con un sándwich de conducción de doble cara. La fuente de luz
debía
mantener un aura de gentileza. Y para “refinar” la parte funcional buscaba una
imagen que fuera característica
y poética al mismo tiempo. Mirando el difusor desde el
lado vacío,
parece una llama generada por el resplandor de la luz emitida por los led. Un
espacio inmaterial que se vuelve material gracias a la propia luz.
¿Cuáles son ahora las aspiraciones de colaboración con Luceplan y qué nuevas innovaciones hay por explorar en el campo de la iluminación?
Los
temas que más
me fascinan son la versatilidad y la libertad de interpretación que puede
garantizar un sistema de iluminación contemporáneo. Con mis
proyectos, intento dejar la máxima
libertad al usuario final, ya se trate de un diseñador o de un
consumidor particular. También hacer que la luz tenga características que
permitan darle forma; como una prenda hecha a medida para diferentes espacios.
Este es el aspecto que me parece más
interesante en el camino emprendido junto a Luceplan y lo abordamos desde múltiples frentes.
Además
de J-us, otro ejemplo es Limetry.
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