Los jeques, emires y califas de los Emiratos Árabes observaron la similitud visual del polvo de sus desiertos y el brillo del oro.
Así, decidieron llevar el oro a sus costas para construir arquitectura fantástica con sus riquezas naturales: petróleo, gas, perlas, dátiles y demás, que se revelan en los oasis, oro al fin.
Por: Felipe Covarrubias