DESDE EL PARALELO 25.6751 ◾ La Ciudad y sus Recorridos



“Creo... que en una estancia breve el visitante puede percibir los detalles, las particularidades visibles, de manera que la visión general y los entresijos de la ciudad aparecen casi por sí solos.”

David Byrne, Diarios de bicicleta



Por: Carlos Ortiz, arquitecto

La semana pasada visité nuevamente la Ciudad de México, la cual siempre encuentro extremadamente atractiva, pero para mí desgracia en cada visita tengo un sinfín de juntas que no me permiten disfrutarla. Esta vez fue distinto, tenía agendada sólo la inauguración de la exposición ARQUITECTURA SOCIAL, eje para la transformación del territorio de la SEDATU y una reunión vespertina de trabajo con Círculo Cuadrado.



Esto me dio oportunidad, entre juntas, de caminar sin un rumbo fijo los lugares entre mis destinos. Deambular sin rumbo fijo para hacer tiempo permite agudizar los sentidos y percibir las ciudades de manera distinta. El olvidarse del ajetreo diario da oportunidad de entender dinámicas de ciudad que permanecen ocultas al usuario habitual de la ciudad. 

Caminar, decidir tomar un trayecto más largo hacia un cierto destino, experimentar una calle nunca antes visitada, encontrarse con una comunidad nueva y verla desde esa perspectiva —casi en cámara lenta— nos deja hacer una lectura más completa de lo que pasa en la ciudad y permite procesarlo y convertirlo en una experiencia estética, casi a la manera como lo entendía Guy Debord.



En solo un día, conocí, reconocí y recabé experiencias de una Ciudad de México que hace mucho no disfrutaba y no veía, aunque fuera en muy cortos lapsos de tiempo y trayecto, pero que me permitieron construir en mi imaginación historias de cómo se comporta el ser humano en determinado espacio urbano y que quizás con un poco de tiempo para reflexionarlas sirva para entender y recapacitar sobre la experiencia urbana.

Esto me hizo entender que la dinámica que llevo en mi ciudad es otra, no nos permitimos hacernos esos espacios de tiempo para deambular, ya sea que nos movamos a pie, transporte público o automóvil al tener la mente fija en un destino y querer llegar a él de la manera más rápida posible no recogemos experiencias sobre este Monterrey cada vez más deteriorado. El no darnos espacios de tiempo para simplemente estar nos hace creer que nada debe cambiar y que, además, no hay por qué reflexionar en las situaciones que la ciudad requiere cambiar de inmediato y a futuro.



Hace unos días mi amigo Max Soldevilla empezó a caminar el centro de Monterrey, primero con la intención de hacer ejercicio, después con el simple hecho de caminar, deambular, conocer y reconocer ese lugar que caminábamos con más tranquilidad en nuestras épocas de estudiantes universitarios. Lo ha estado documentando en su Instagram y lo que ahí se descubre no es nada alentador, la imagen es cruda, directa de lo que encontró en su andar, da mucha información para entender que urge hacer cambios sustanciales a esta ciudad que debemos recorrer para ir a nuestro destino porque no nos queda de otra y no porque podamos disfrutar ese caminar.

Creo que, si seguimos viviendo de prisa, la ciudad estará condenada al fracaso.

Fotografías Ciudad de México: Carlos Ortiz
Fotografías Monterrey: Max Soldevilla

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